Capítulo III: Reencuentro

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Rogger golpeó la mesa con el puño cerrado, Marshall rápidamente se paró, tomó los brazos de Rogger por detrás y un forcejeo se llevó a cabo en el momento. Ambos poseían mucha fuerza. Una vez que Marshall logró dominar el combate, lo llevó hacia el pasillo por donde había entrado.

Rogger: - ¡Él puede ayudar, suéltame! ¡La oscuridad ya no tiene remedio, no tiene sentido que lo oculten!

El sonido de una puerta cerrarse dejó en silencio el comedor. Una habitación contigua a la entrada fue la prisión del muchacho por haberse sobresaltado de manera violenta por una simple pregunta. Martha apenada por lo sucedido, me dedico una incómoda sonrisa y se disculpó.

Martha: - Lo siento. Es que Rogger no está muy bien. A penas puede distinguir la realidad de lo que pasa en su cabeza.

Adriel: - ¿Y qué diferencia hay con lo que me está pasando a mí?

La señora del delantal escocés blanco y rojo me quedó mirando sin poder responder a mi pregunta. La sonrisa de incomodidad se agudizaba con el pasar de los segundos.

Martha: - Con permiso, levanto las tazas si ya terminaron. Enseguida vuelvo.

Era evidente que me ocultaban muchas cosas. Me parecía demasiado frustrante no saber absolutamente nada, hasta el comerciante sabía un poco más de lo que yo podía llegar a entender y eso me molestaba mucho. Lentamente me acerqué al pasillo, donde había perdido el sonido de la voz de Rogger. La perilla de la puerta que se encontraba junto a la entrada, comenzó a moverse, pude observar cómo Marshall salía de la habitación y la cerraba con llave, la cual metió al bolsillo derecho de su pantalón. Inmediatamente volví a mi lugar.

Marshall: - Te pido disculpas, esto no nos pasa muy seguido. Es que Rogger...

Adriel: - No distingue lo real de lo fantástico.

El muchacho me miró fijo, dejó escapar unos segundos para responder a la interrupción.

Marshall: - Si, si, así es. Pero ya está todo bajo control, por ahora duerme, seguramente hasta mañana no se levantará.

Adriel: - Entiendo.

Tratando de destensar el momento, decidí disfrazar mi incomodidad cambiando repentinamente de tema.

Adriel: - Disculpe mi curiosidad ¿Melisa cuándo llega?

Marshall: - Ha, sí. Descuida, llegará en cualquier momento. Te aseguro que ella tiene las mismas ansias que tú en encontrarse.

Adriel: - Supongo.

Marshall: - ¿Necesitas algo? Ponte cómodo, Martha te indicará en qué dormitorio te puedes quedar.

Adriel: - Si, muy amable, de igual manera todavía no me siento cansado.

La señora regresó de la cocina, se la notaba mucho más relajada que antes. Me volvió a dedicar esa sonrisa con la que me recibió. Tomé mi mochila para sacar el teléfono móvil que llevaba conmigo pero al abrirlo el antiguo libro cayó al suelo. Inmediatamente lo tomé. La expresión en las caras de Martha y Marshall cambió repentinamente, parecía que algo aterrante los hubiese espantado. Rápidamente lo guarde en el interior de la mochila.

Martha: - ¿Te acompaño al dormitorio?

Adriel: - Si - Respondí de manera hipócrita para disimular mi desconfianza.

Martha se adelantó para guiarme, salimos por la abertura que se encontraba a la derecha del comedor y finalizando el corto pasillo se paró frente a la puerta que se encontraba a la izquierda.

Martha: - Ésta es la habitación de invitados. Nuestro dormitorio, es el que se encuentra junto al cuarto de Rogger. Ponte cómodo. Te avisaremos cuando llegue Melisa.

La Sombra del Reloj: Un Oscuro pasadoWhere stories live. Discover now