Capítulo II: Cartas

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Una silueta danzaba en medio de la oscuridad, sus manos bailaban con la delicadeza con las que fueron creadas, el cabello se agitaba por cada movimiento que realizaba. Poco a poco fue tomando claridad, sus ojos azules fue lo primero que pude reconocer, su pelo negro me hacía recordar a alguien, ese cabello liso, de fácil llevar por el soplido del viento. Sus facciones bien definidas resaltaban su belleza imponente. La luz tomó su lugar en este sueño. Gran sorpresa la mía al ver que la mujer a la que estaba mirando danzar, era la misma chica de aquel bosque. Sin despertarme intenté acercarme a ella con cuidado. La muchacha extendió su mano hacia mí, y con un dulce timbre de voz mencionó mi nombre, mirándome fijamente esperando la respuesta al llamado. Ella repitió lo dicho anteriormente con un dulce sonido, una voz que me hacía perder en la locura del sueño, dejándome llevar por el momento, separando las dudas para prestarle atención a su delicado danzar. Ella tomó mis manos y lentamente sin cambiar su angelical expresión me abrazo suavemente, rodeando con sus brazos mi cuello hasta sostenerme con fuerza transmitiéndome un cariño tan grande que me llenaba el corazón de solo sentirla. Acercó su carnosa boca hacia mi oído, y susurró una palabra que me fue difícil de interpretar. Hasta que finalmente la oí. "Ayúdame".

Mis ojos se abrieron sin pedirme permiso al escuchar ese pedido de auxilio, mi corazón se aceleró del susto. Miré por la ventana y la noche ya había tomado su lugar en el cielo. No podía esperar a responder semejantes incógnitas ¿Por qué? ¿Por qué se presenta en mis sueños? No podía sacarme de la cabeza a esa muchacha tan misteriosa. Asustaba el hecho de saber que realmente existía y que se encontraba en mi búsqueda. No podía entender por qué ésta chica no me transmitía desconfianza, la sensación de conocerla en algún momento pasado de mi vida estaba latente. Pero ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?

Mirar danzar a las estrellas calmó un poco mi sed de respuestas, muchas cosas no podía describir mientras viajaba. La soledad abrazaba mi espalda a medida que los kilómetros se recorrían y el silencio en mi cabeza jugaba al martirio mientras los inmensos árboles correteaban a la velocidad del tren. La calma se apoderaba de mis sentidos, y pude disfrutar de una digna función de una luna tan brillante como reflejo de la luz sobre el cristal de una copa vacía. Tomé mi abrigo para tapar mis hombros, algo de frio entraba por las pequeñas aberturas de las ventanas. Un repentino dolor de cabeza comenzó a fastidiar mi calma. Apretando los ojos fuertemente por cada minuto que pasaba, seguí mirando la nada de a noche.

Una figura animal se distinguía a lo lejos, no pude identificarlo, pero podía notar sus cuatro patas, levantando su cabeza sostenida por su largo cuello, dirigió su mirada hacia mi lugar. Me sorprendió que pudiera notarme a tan pronunciada distancia. Sus ojos tenían el particular color de la sangre, una sensación de aprensión consumió mi tranquilidad. El oscuro animal comenzó a correr en dirección al tren. Me asusté al verlo correr con tanta velocidad. Por dentro me gritaba a mí mismo "¡va a chocar, va a chocar!" pero sin poder decir una palabra miraba como se acercaba cada vez más rápido. Comencé a enderezarme para estar preparado por cualquier eventualidad, apretando bien fuerte el asiento donde me encontraba sentado para sostenerme y liberar tensión. El impacto del animal sobre mi ventilla me tiró sobre el suelo del pasillo, un fuerte estruendo hizo que el vidrio de la ventana se rompiera en mil pedazos. Mi abrigo salió despedido metros más allá de mi lugar de aterrizaje, mis rodillas fueron raspadas por la violenta caída. El tren tembló por un instante, apreté lo más que pude mis ojos por instinto, hasta que la calma retomó su lugar.

22:03 hs. Una persona tomó mi hombro y preocupada me habló.

Joven: - Disculpe ¿Se encuentra bien? Lo noto un poco pálido.

Adriel: - ¡El vidrio, el animal se estrello!

Joven: - ¿Qué animal?

Adriel: - El que venía corriendo, embistió el tren, los vidrios saltaron y yo me caí al suelo.

La Sombra del Reloj: Un Oscuro pasadoWhere stories live. Discover now