𝓒𝐚𝖙𝗿ǐղ𝐚

Capítulo 6 - Reflejo

—Tranquilízate —se dijo—, piensa claro. Puedes resolver esto.

Pero la información que intentaba recopilar era mucha y no podía dejar de concentrarse en mínimos estímulos de las cercanías. Recordaba cada película que había visto pasivamente en casa de Solange, mientras reflexionaba en otras cosas. Todos los libros que le había asegurado leer a su amiga de los que solo buscó la reseña en línea.

Estaba saturada de pequeños recuerdos y grandes ansiedades.
Si tan solo pudiera apuntarlo.

Con un nuevo aire de esperanza abrió su armario, levantó una orilla de la alfombra y sacó algunos billetes que guardó de inmediato en sus zapatos, luego subió las secciones del armario hasta alcanzar un librito que se encontraba oculto en el marco de la puerta, su diario.

Le dolió el estómago. Colmillos más grandes de lo normal, visión y sentidos aumentados, ausencia de reflejo... a partir de ahora, todo lo que escribiera ahí se leería muy estúpido.

¿Cómo se supone que iba a empezar a escribir de nuevo? Tal vez con algo como «Hola diario, ¿sabes?, me he transformado en vampiro» u «Hoy pasó algo muy curioso, desperté y estaba no-muerta»

El aire a su alrededor se calentó con rapidez, pronto amanecería, lo sentía, lo olía y lo veía. Un pensamiento ocupó su mente: cubrirse, ya que una de las pocas cosas que sí sabía de los vampiros era que la luz del sol podía matarlos y no planeaba experimentar en carne si era verdad o no.

Se encerró de inmediato en el armario.

Aunque la temperatura aumentaba, internamente tenía mucho frío y a medida que pasaban los minutos se sentía más y más ansiosa sin entender el porqué, al punto que las manos le temblaban. Su garganta se empezó a secar a un ritmo acelerado, sus labios, antes frescos y suaves, ahora poseían la textura del papel. Se daba asco, ¿en qué monstruo la habían convertido? La boca le ardía y su energía decaía.

Con aquel malestar se acomodó en una esquina del armario y cerró los ojos. Se quedó en una especie de trance, era como dormir, no podía moverse, mas podía percibir todo a su alrededor.
Sintió una presencia que intentaba entrar en la casa, pero algo la detenía, era como si todo fuera borroso, como si pudiera ver y no ver a la vez. En la ventana, frente al armario, un rostro cadavérico y blanco se asomaba y sonreía pero Catrina no podía moverse.
Escuchaba como sus dedos rechinaban en el vidrio húmedo. Parecía estar flotando con pies descalzos y secos como momia. El tiempo se detuvo, pasados unos minutos el espectro se fue y el lugar se calentó al punto de ser casi insoportable.

El día había llegado, pudo sentirlo gracias a las delgadas aberturas debajo de la puerta y esa calidez ardiente le permitió despertar de golpe gritando en pánico por aquella visión.
Después de fingir una respiración agitada, se cuestionó aquello. ¿Había sido un sueño? Esa presencia se había sentido como aquello que la había atacado en el cementerio ¿Era acaso que había más criaturas sobrenaturales? ¿Su nuevo estado la situaba en una especie de limbo entre los vivos y los muertos?

Su mente revoloteaba, tenía que sacarlo todo o explotaría. Abrió su diario y gracias a su olfato encontró en segundos una pluma olvidada en la orilla del armario. Escribiría todo. La poca luz que se reflejaba en la hoja hacía que las fibras del papel brillaran de forma sobrenatural, como si estuvieran vivas. Sintió una emoción muy extraña ante tal vista, hasta soltó una pequeña risita, era una sensación deliciosa.

Pasó las yemas de los dedos sobre el papel, eso la mantuvo aún más interesada. La tinta también fue exquisita, puesto que coloreaba sus dedos y se untaba como mantequilla.

Fecha desconocida.

He sido exiliada del mundo real.

Detuvo la pluma, ahogó un suspiro y continúo, lo que estaba a punto de escribir golpeaba despiadadamente su ego escéptico y la sumía en una extraña realidad con la cual no se encontraba familiarizada.
Mil veces le dijo a Solange que leyeran y vieran "cosas más reales", algo como documentales o biografías, porque todas esas fantasías como los vampiros la habían hartado.