III. Rubor

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Alexis

"¡Alexis! ¡PST!"

Myra me estaba llamando desde la ventana abierta. Yo estaba recostada en el sofá viendo la televisión con un tazón de Lays. Giré mi cabeza al oír el sonido de una voz, notando que ella debió haber estado sobre la punta de sus pies con la barbilla elevada para mirar por la ventana.

Fruncí el ceño y me paré, riéndome de ella. Puse a un lado las papas, me acerqué a la ventana y miré hacía abajo mientras ella descansaba sus pies y miraba hacía arriba.

"¿No podrías haber tocado la puerta principal como una persona normal?" le pregunté con diversión.

Llevaba burla sobre su rostro. "No soy necesariamente normal. Pero ese no es el punto, tengo una fiesta de cumpleaños para ir y estoy demasiado indecisa, entonces..."

"¿Entooonces?"

"Iré a comprar algo para el chico del cumpleaños antes de la fiesta de esta noche Y me preguntaba, ¿si querías venir?" ella continuó.

Mirando por encima de mi hombro, vi a Nonna en la cocina. Estaba segura de que a ella no le importaría.

"Si, sólo dame un segundo para ponerme mis zapatos y avisarle a mi abuela. Ahora salgo."

Corrí hacia Nonna, recogiendo mis botas desde la esquina de la sala de estar. Mi cabello se cayó en mi cara y lo cepillé detrás de mi oreja, suspirando profundamente abrí la boca para hablar con ella.

"Nonna, voy a salir con Myra. Dice que tiene que comprar un regalo de cumpleaños para un chico," le conté brevemente, atando los cordones de mis botas. Ajusté mi camiseta lila y mis negros shorts de cintura alta junto con el cinturón de cuero manteniéndolo alrededor de mi pequeña cintura.

Ella entrecerró los ojos a la pantalla de su televisión. Nonna miró hacía mí despues de ver el programa de cocina en su pequeña TV, las largas antenas saliendo de ahí.

"No consuman drogas." Nonna respondió con una sonrisa, volviendo a picar algunos tomates.

Sonreí ampliamente y envolví mis brazos alrededor de ella. "Te quiero."

"¡Tambien te quiero!" me gritó después de que empecé a correr hacía la puerta del frente y la abrí.

La ráfaga de aire caliente me golpeó cuando estaba cara a cara con Myra. Ella sonrió e inmediatamente me agarró del brazo, tirando de mi hacía abajo de los escalones de entrada y llevándome a seguirla por la calle.

"¡Vamos, que hoy cierran temprano!"

"Odio correr en clima caliente," gemí. "A nadie le gustan las chicas sudorosas."

"¡La gente ama a las chicas sudorosas!" argumentó. Me le quedé mirando extrañamente antes de que se riera y negara con la cabeza.

Cuando llegamos a la tienda que quería, me di cuenta que estaba basada en música -- el regalo que ella estaba buscando. La campana de la puerta sonó y me recibió una irresistible sorpresa.

Sení una descarga de calor apretando contra la piel de mi rostro y cuello. Sus pálidos ojos verdes fueron casi atraídos hacía mi en el segundo que entré a la antigua tienda de discos. Estaba pasando tiempo con sus amigos ahí, bromeando y deslizando miradas a las chicas que entraban, o insultando a alguien cómicamente. Yo no sabía que en ese momento.

La timidez --la única cosa que aparecía cuando mostraba intéres por alguien alrededor-- superó mi comportamiento. Quité mi mirada de él y fingí estar escuchando a Myra divagar sobre un albúm para su amigo Bryan.

Él era tan perfecto. Podía sentir su intensa mirada, una sonrisa impreganda en sus perfectamente guesos labios, acompañada de un tono perfecto de color rosa. Inhalé mientras los ojos de Myra escaneaban el estante. Para ese momento, yo sólo tenía el descaro de echar un vistazo a él a tráves de los huecos de los estantes.

1996 [h.s] español TERMINADAWhere stories live. Discover now