II. Feria

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Después de lavar los platos y ayudar a Nonna a coser su suéter de punto atrás, ella dijo, "Creo que la feria comenzará pronto. Si quieres, ¿podemos ir?"

"Por supuesto," me encogí de hombros. "Será divertido."

"¡Sin lugar a dudas! Es la cosa más interesante que sucede en este agujero lubricado por el calor de los poderes malignos de satánas."

La miré con una extraña sonrisa. "Um... no estoy segura de si debo preguntar cómo o..."

"No preguntes de dónde viene mi vocabulario. Pregunta por qué tu madre no heredó este regalo." Ella me respondió, sonando seria pero evidentemente cómica a la vez.

Mis hombros se sacudieron con una ligera risa, sacudiendo la cabeza a la mujer delante de mí. Después ella me ordenó que me apresurara ya que teníamos veinte minutos de retraso.

Me vestí con rasgados pantalones cortos de mezclilla que llegaban a lo alto de mi cintura. Rápidamente me puse una franela negra y verde alrededor de mi cintura y até mi espeso cabello castaño en una cola de caballo. Con impaciencia deslicé mis pies en mis botas de montura gruesa y tiré de mi camiseta.

Una breve mirada en el espejo, y me apresuré a bajar las escaleras con el sonido de Nonna llamándome. Se había quitado el delantal y cepillado el pelo antes de colocarlo atrás en un moño.

Cuando salimos y subimos dentro de la camioneta, Nonna echo un vistazo a mi conjunto con los ojos entrecerrados. "Si quedas embarazada bajo mi supervisión tu madre no me comprará tinte para el cabello nunca más. Y no puedo vivir con el cabello gris."

Separé mis labios con asombro. "Nonna," empecé, en voz baja. "No voy a quedar embarazada," dije riendo. "Es bastante malo que pienses que hay una posibilidad de que eso suceda."

Ella se burló. "Es mi manera de decir...  luces adulta y muy atractiva."

"¿Gracias?"

"¡Es un cumplido!" argumentó con fastidio, haciendome reir mientras nos dirigiamos a la calle con sus manos apretando el volante.

Cuando llegamos, había poco menos que asombro corriendo por mi mente. Vi luces brillantes, grandes atracciones, juegos, y tanta gente. No tanto como en algunos lugares famosos, pero para aquí era bastante grande.

Y los gritos, risas, y felicidad extendiéndose en cantidades abundantes. Sonreí un poco, sintiéndome emocionada de estar ahí. Eso fue hasta que la camioneta se detuvo bruscamente, tirando de mi hacía delante hasta que el cinturón de seguridad me detuvó.

Mi boca se abrió cuando Nonna presionó el claxón y gritó con rabia, "¡Los adolescentes están más imbéciles cada año!"

Dejé caer mis manos en mi regazo y le dije, "Gracias, Nonna."

"Tu no Alexis, Tú eres un poco más tolerable," ella bromeó brevemente, suspirando hacia el coche que pasaba seguramente con bastantes adolescentes dentro. Ellos fueron asomando la cabeza por la ventana, chocando la palma con otro grupo que estaba cerca.

"Así es como luce la fería de verano en Clarkesville. La pieza más bonita de mierda cubierta de luces y pintada cada año con varios colores llamativos," Nonna anunció como si ella fuera un guía turistico.

Rodé los ojos en broma mientras ella continuaba menospreciando a la feria. No cabía duda de que todos en esa ciudad asistieron. Muchas de esas personas no tenían mucho que mirar. Sin grandes luces ni edificios. Algo emocionante casi nunca sucedía.

Eso era algo diferente.

Nonna aparcó y escupió con humor, "Sal."

Mis ojos pegados en la gran rueda de la fortuna al final de la feria. Era la atracción más grande ahí, la más alta, y la más bonita. Sonreí débilmente hacía mi misma y aspiré el olor de perros calientes recien hechos, salsa de tomate, y algodon de azúcar.

1996 [h.s] español TERMINADAWhere stories live. Discover now