V. Porras

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Alexis;

Vasos de plástico fueron lanzados a la tierra, produciendo ruido cuando la suela de mis botas los aplastaron. Me pareció que todo el mundo ahí era joven y entusiasta.

Convencer a Nonna de dejarme ir no fue nada fácil en absoluto. Me recordó decir no a las drogas, evitar las relaciones sexuales sin protección, y tirar de mi camisa porque mi escote me podía hacer parecer una..."puta".

No es que mi camisa ajustada de esqueleto atrajera miradas de desconocidos. No era culpa de mi atuendo, la razón era simplemente que nadie me había visto a su alrededor antes.

Myra caminaba a mi lado, clavando sus dedos en mi brazo mientras fervientemente me arrastraba hacia las bebidas alcohólicas y el hielo.

"¿Alguna vez alguien se ha preocupado de que la policía podría aparecer en cualquier momento?" le pregunté a Myra mientras ella terminaba de pedir dos vasos rojos probablemente de cerveza.

Una chica de pelo oscuro se encogió de hombros, como si la idea no fuera muy grande.

"Nada de lo que estamos haciendo es ilegal, aunque se siente como si lo fuera. Además nadie se preocupa, todos están ocupados buscando algo emocionante sobre lo que cotillear," me explicó brevemente. "No entiendo el propósito de esconder el alcohol de nosotros. Siempre lo conseguimos por cortesía de la hija del pastor."

Me reí levemente. Myra llegó detrás de ella con dos vasos, me hizo un gesto para agarrar la bebida que había pedido para mí. Yo simplemente lo tomé, y no pensé demasiado en eso. Tal vez no había veneno en él.

El líquido nunca se calmó en mi garganta, la quemó bastante y continuó la incomodidad a mi estómago vacío. El sabor era algo frutal, sin embargo me intoxicó.

"Imagina cuando el pastor descubra que su hija duerme con la mayor parte del pueblo e incluso distribuye el alcohol," respiré, casi con temor de que todo esto pareciera ser completamente ajeno para muchos de los adultos. Uno de ellos no era mi abuela.

Myra le dio un sorbo a su bebida y rió entre dientes. "Oh Dios, la ciudad entera estará acá esta noche. Tenemos un toque de queda, pero realmente, ¿cuando alguien ha seguido su toque de queda?"

"No sé. Pero seguramente no es una prioridad en este lugar," murmuré, mis ojos escaneando la escena delante de mí. Un par de autos estaban aparcados, grupos de personas acá y allá. Incluso los que tenían cara de libro aparecieron, comiendo algo legal mientras que otros fumaban algo ilegal.

"Ninguno de nosotros es realmente un mal chico. Solo hacemos lo que nos divierte," me dijo, sus ojos buscando a alguien entre la multitud.

Mis cejas se fruncieron. "¿A quién estás buscando?"

"Bryan. Su fiesta de cumpleaños es mañana y quiero asegurarme de que esté consciente que iré, así que mejor no invite a Holland o le romperé el brazo." Myra suspiró, su foco de atención era sólo ese tipo que parece le gustaba de verdad.

Mis labios se convirtieron en una sonrisa divertida.

"¿Por qué su brazo? ¿Y quién es Holland?" le pregunté lentamente.

Con ligera confusión, Myra dijo, "Holland es una de las chicas que parece no conocer las políticas. Eramos amigas hasta que ella lanzó una grasienta papa frita en mi cara y me llamó puta babosa."

Probablemente estaban peleando por este tipo Bryan, quién muy probablemente esperaría el paquete completo ¿quién aparte de estas chicas lo querría? A menos de que yo haya juzgado mal la situación y Bryan fuera rico.

"¿Quién es Bryan de todos modos?"

"El más dulce, caliente, e impresionante chico en esta ciudad." Myra habló con entusiasmo.

1996 [h.s] español TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora