Aquel sitio donde se fumaba, hoy estaba vacio.
Su fundadora y presidenta jamás aprecio.
Y su ciudadano, como siempre leal, se sentó a esperar.
Miro a su lado el espacio vacío.
Ella era una chica de pocas palabras y muchos silencios.
Pero aquellos silencios entre los que hablaban, eran mejor que cualquier otro diálogo de preguntas preparadas.
Ella con su aliento a tabaco y sus labios intoxicados.
Sus ojos rojos y voz ronca.
Ella en todo, Malboro y su caja de veinte cigarros.
Malboro y sus veinte días.
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Malboro
RandomSiempre con un cigarro en sus labios, sólo que ella no los veía como una metáfora.