Ahí está el, ahí estaba ella.
Compartiendo la muerte y viviendo la vida.
-¿Otro cigarro?- ella le pregunto.
-No crees que ya es demaciado- dijo West.
-No, jamás lo es.
-¿Como te llamas?
-Malboro- sonrió con el cigarro en los labios
-Vamos, dime tu nombre.
-Quiero llamarme así, por lo tanto da lo mismo si te digo mi nombre porque te obligarte a llamarme Malboro.
-Estoy seguro que tu nombre el más lindo que el que elegiste.
-Mi nombre es una mentira, y las mentiras no me gustan.
-Yo soy West.
-Malboro- con un apretón de manos se saludaron.
Ese día, en ese momento se dieron paso a su mundo.
Pero lo más curioso es que sólo uno saldría ileso.
ČTEŠ
Malboro
NezařaditelnéSiempre con un cigarro en sus labios, sólo que ella no los veía como una metáfora.