iv. Triton friend on earth

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• (🧜. . . Siren ) •













Carlisle me llevó dónde Emily, una chica que cuidará mientras los Cullen se iban a nosédonde porque necesitaban hacer algo y yo no podía ir —no sé por qué—, así que me dejaron bajo el cuidado de ella como si tuviera cinco años. Pero seguro están consciente de que puedo destruir la casa si me dejan sola.

Llegamos a una cabaña en el bosque, se veía bastante acogedor. A lo lejos me llegó un olor salado y una brisa fresca; ¡Estaba cerca del océano!

Bajamos del auto y de la cabaña salió una señora: Su piel es cobriza y lustrosa. Lleva el cabello largo, liso y negro. Es muy bonita, pero tiene la parte derecha de la cara, desde la frente hasta la barbilla con tres grandes cicatrices de garras, de color cárdeno. Las cicatrices le deforman hacia abajo el ojo y la boca. Tiene los ojos oscuros y almendrados.

—Hola. Tú debes de ser Paulette, la nueva integrante de los Cullen. Es un gusto conocerte. Eres más bonita en persona. —saludó dándome un abrazo inesperado.

—También es un gusto conocerte, señorita Emily.

—Llamame Emily, cariño. —asiento ante su propuesta.

—Tengo que irme. Paulette, pórtate bien. Y Emily, cuida de tu nevera. Paulette come demasiado y cuando menos lo esperes ya está hurgando la nevera. —dice Carlisle, Emily rió ante eso.

—Está bien. Sean también es así. Así que puedo lidiar con eso.

Carlisle rió para después irse. Yo nada más quedé confundida por quién era Sean.

—Ven, vamos a presentarte a Sean. —entramos a la cabaña y ella llamó al chico, quién apareció a los segundos.

Un cántico de sirena me vino de él junto un olor salado. Quedamos sorprendidos ante eso. Él era un tritón.

—Sean, te presento a Paulette.



{🧜}

—¿Y qué haces aquí, en la tierra? —me pregunta Sean.

—No lo sé. Un día desperté aquí y con estas dos pares de cosas. —respondí mientras alzaban las piernas —. ¿Y tú?

—Por amor. Un día vi a Leah caminando por La Push, me enamoré al instante de ella, así que reemplacé mi aleta por piernas.

—Oh, ¿y qué se siente estar enamorado? —pregunté con curiosidad.

—¿Jamás te habías enamorado? —negué—, es genial. Te sientes cómodo con esa persona, darías todo por esa persona. Lo malo es que en una sirena es muy peligroso.

—¿Por qué?

—Eso no lo sé, pero debes tener mucho cuidado en quién te enamoras. Por cierto, desde que llegaste a la tierra, ¿haz vuelto al océano? —negué. Este se sorprendió y noté un poco de angustia en sus ojos —. ¿Ni una vez? —volví a negar —. Esto es grave, muy grave. Los seres del océano sobre la tierra, debemos de ir varias veces para recuperar las fuerzas y nuestro corazón no falle.

Hice una mueca ante eso.

—« Vamos. Vayamos a La Push. Dudo mucho que vayas a sobrevivir más de dos semanas si sigues así.

Le pedimos permiso a Emily, quién no se sorprendió mucho al saber que también era sirena, lo supuso al verme y a la belleza que tengo. Accedió al darnos permiso de ir, pero con la condición de que llegáramos antes del atardecer.

Hicimos una carrera hasta la Push, pero choqué contra un árbol causando que este se cayera. Ups, se me había olvidado que tenía súper fuerza.

—Fue accidental, señor árbol. No fue mi intención. —me disculpo volviéndolo a levantar. Sean se rió mientras me ayudaba.

Retomamos la carrera y llegamos al acantilado, dónde no dudé en saltar, escuché como cayó Sean. Mi aleta volvió aparecer. La de Sean era de color azul y su torso se encontraba descubierto.

—¿Una carrera hacia Seattle? —asentí emocionada —. A la cuenta de tres. Una, dos...¡Oye, eso es trampa!

Extrañaba sentir la libertad, de ver los peces huir para evitar ser devorados, los delfines unirse a nuestras carreras y los pulpos ser nuestros acompañantes de viajes.

Nuestras risas se escuchaban por todas partes del océano, a la final ganó él. Y mi excusa es que mi aleta se enredó en una red de pescar.

Pero de vuelta a Forks, salí ganando yo. Así que fue empate. Al salir del mar, me encontré con un caracol y al verlo me recordó a Jasper, por lo que decidí dárselo.

—¿El caracol para quién es? —me preguntó el rubio mientras escurría su camiseta.

—Es para Jasper, presiento que le gustará. —le respondí mientras le sacaba el resto de agua a mi cabello.

Cómo ven, nuestra ropa no desapareció una vez que retomamos nuestra forma natural, pero al salir estaban todas empapadas, como si hubiésemos nadando con estas puestas.

—¿Él te gusta? —me pregunta, entramos al bosque para regresar a la cabaña. Negué ante su pregunta —. Siento que sí, tan solo no lo quieres aceptar.

—Es una persona muy agradable y con él me siento muy cómoda, mis mejillas me comienzan arder, pero no me gusta.

—Y eso mi querida amiga, se llama "Te está gustando".

Regresamos a la cabaña, dónde afuera de esta se encontraba el auto de Jasper. Corrí hacia la entrada, dónde pude divisar al rubio. Me tiré a sus brazos y éste me correspondió.

—Hola, pequeña. ¿Qué tal la pasaste? —me pregunta con una pequeña sonrisa entre sus labios.

—Super bien. Sean me llevó a conocer La Push. —dije y le dí una mirada rápida al rubio, y fue ahí que recordé algo. Me separé de él y extendí mi mano dejando a la vista al caracol —. Me encontré con esto y decidí dártelo.

Su sonrisa de amplió un poco más al ver al caracol marino, lo agarro y dijo: —Muchas gracias, Paulette. Está muy bonito. Cómo tú.

Sentí mis mejillas arder cuando escuché lo que susurró a lo último; al cabo de unos minutos nos fuimos, donde Esme me recibió con un deliciosos Tonkotsu ramen (caldo de cerdo), que aprendió hacer por televisión.

Sentí mis mejillas arder cuando escuché lo que susurró a lo último; al cabo de unos minutos nos fuimos, donde Esme me recibió con un deliciosos Tonkotsu ramen (caldo de cerdo), que aprendió hacer por televisión

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𝐒𝐈𝐑𝐄𝐍,  twilight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora