EXTRA 1:

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Jungkook presiona los dientes con fuerza, ahogando un gemido placentero mientras entierra las uñas en la espalda del mayor. Su vientre bajo cosquillea amenazante, sintiendo las caderas contrarias incrementar velocidad con el paso de los segundos.

¿Era normal que se sintiera en el cielo y al mismo tiempo a punto de colapsar?

Cuando esa mañana despertó y el rostro de su novio fue lo primero que vio, le había sido casi imposible no quedar totalmente hipnotizado. Quizás cualquiera pensaría que, luego de oficializar su relación, ver al otro cada mañana sería algo bastante rutinario. Para su mala suerte, no había sido así.

Las semanas de exámenes iniciaron en un parpadeo, obligándolos a mantenerse ocupados tratando de salvar el semestre. El menor, por su parte, obtuvo la ayuda necesaria de sus dos amigos, pero había tenido que dormir en casa de ellos más de una vez debido al horario en el que culminaban sus trabajos.

Taehyung, sin embargo, se había mantenido en búsqueda de un compañero que lograra salvarle del hoyo en el que se había metido. Jihoon había sido, por mucho, la mejor opción. Incluso cuando este le había dado cientos de insinuaciones en el pasado, hoy en día podían estar en el mismo espacio sin ser para nada incómodo.

Y si bien los celos del menor no se habían extinguido por completo —si es que fuera posible—, habían apaciguado en gran cantidad luego de oficializar.

Era por eso que, 3 semanas después, ambos muchachos habían caído rendidos sobre el colchón de manera victoriosa. Sus exámenes de recuperación habían salido bastante bien y las materias que creían perdidas no eran más una preocupación. Siendo de esa forma, les fue imposible no quedar profundamente dormidos uno junto al otro con tan solo compartir calor.

Y luego de una jornada de sueño tan placentera, quizás sus hormonas habían despertado más alborotadas de lo normal. Un corto beso se volvió más intenso, una dulce caricia se convirtió en fuertes presiones sobre la piel. Y las prendas, por supuesto, no habían tardado en desaparecer.

Taehyung jadea entrecortado, hundiendo las manos más pequeñas en el colchón. Une sus labios con los del menor, introduciendo su lengua y disfrutando de la calidez que lo espera del otro lado. Unos fuertes brazos se enroscan en su cuello al mismo tiempo que hay mayor presión alrededor de sus caderas; ni si quiera él es capaz de resistirse por el día de hoy.

— Kookie... — el azabache murmura bajito, despejando el rostro más joven de algunos mechones empapados con sudor.

Los ojitos marrones se abren de a poco, parpadeando desorientado cuando cree sentir todo girando a su alrededor. Quizás, a partir de hoy, sería mejor que el desayuno fuera su primera opción. El cosquilleo en sus vientres finalmente ha cesado y ambos se buscan con la mirada, aún teniendo los cuerpos acalorados.

— Hola. — el menor sonríe tímido, atreviéndose a dejar un beso cortito en la boca del mayor.

Kim se queda sin palabras durante los próximos segundos, tratando de encontrar al chico que hace unos minutos gemía su nombre en el que ahora lo miraba como un tonto enamorado. Traga saliva, sintiéndose superado por la imagen del pelirrojo bajo él.

Con sumo cuidado, se retira del cuerpo con lentitud, suspirando cuando ese último roce casi pudo hacerles ver estrellas a los dos. Kim se deja caer en el lugar de al lado con la respiración bastante agitada, cierra los ojos y estira un brazo, sabiendo que no pasará mucho tiempo hasta que Jungkook se acomode ahí.

Como si hubiera escuchado sus pensamientos, el pelirrojo arrastra su cuerpo dándose impulso así mismo, quedando con el rostro sobre el pecho desnudo del mayor. Y permanecen así, en silencio. Porque las palabras nunca fueron suficientes para expresar el huracán de colores pasteles que llevan dentro.

Amor u odioWhere stories live. Discover now