IV- Intermisión - Guardiana Oscura, Guardiana Soñadora

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Tiempo atrás, cuando los guardianes caminaban entre la gente y las Tierras Libres estaban repletas de vida y brillo, un suceso marcó la historia para siempre

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Tiempo atrás, cuando los guardianes caminaban entre la gente y las Tierras Libres estaban repletas de vida y brillo, un suceso marcó la historia para siempre.

En una noche fresca en el Reino de la Tierra, una niña nació. Tanta era la magia que brotaba de su cuerpo que al cumplir los cinco su cabello se tornó azul y sus ojos rojos, símbolos de poder y talento.

Sus padres, asustados por los problemas que su pequeña hija podría sufrir al poseer tanta magia, la encomendaron al Guardián de la Tierra, quien la entrenó y educó como su protegida, inculcándole desde pequeña el deseo de saberlo todo.

Pocos años pasaron para que la pequeña aprendiera todo lo que el Guardián podía enseñarle y, con suerte, el Guardián del Agua, intrigado y sorprendido por la rapidez con la que aprendía, le pidió a su compañero que le permitiera compartir sus conocimientos con la joven hechicera.

Usando una burbuja mágica, que pronto ella aprendió a conjurar, el Guardián la llevó a su cueva y le habló de su Reino y su elemento. Su nuevo maestro le enseñó nuevos conjuros e hizo más fuertes los anteriores, recalcando siempre lo importante que era que se mantuviera en control, balanceada. Sin embargo, como con el anterior, la aprendiz superó al maestro.

La Guardiana del Aire, sin poder creer las hazañas de la joven de trece años, la desafió. Si encontraba alguna manera de subir a su Reino, compartiría sus conocimientos con ella.

Emocionada por tener la posibilidad de continuar sus estudios, la hechicera conjuró un tallo gigantesco que crecía desde el fondo del mar hasta lo alto del cielo, donde el Reino del Aire estaba y, con sus hechizos acuáticos, logró que una poderosa corriente de agua la empujara hacia su nuevo hogar.

La menor de los Guardianes estaba perpleja, una niña había logrado completar su desafío con facilidad y, sintiéndose vencida pero satisfecha, se propuso entrenarla, recordándole una y otra vez que ella debía ser la fuerza dominante en su cuerpo y no su magia.

La joven superó cada obstáculo frente a ella y, otra vez, su maestra gastó su repertorio de enseñanzas.

Oyendo los halagos que sus hermanos atribuían a la hechicera, el Guardián del Fuego sintió curiosidad ¿Eran conjuros, maniobras y conocimiento elemental las únicas cosas que sus compañeros creían necesarias para su crecimiento?

Decidido, no solo a convertirla en una buena hechicera, sino en una buena persona, el basilisco le asignó una simple misión.

"Mézclate en la multitud de mi Reino, donde nadie sabe cómo luces en verdad, y haz amigos sin hacer uso de tu posición como hechicera excepcional"

La joven estaba confundida ¿Qué podría la gente común enseñarle de magia, si ya había aprendido todo lo que enseñaban las escuelas?

Pero, aunque tenía dudas, sus deseos de aprender y su Fe en los Guardianes eran más fuertes. Haría lo que fuese necesario.

Flor de FuegoWhere stories live. Discover now