VII - Intermisión - El nacimiento de los Oskolem

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La traición de la Guardiana de la Oscuridad pesaba en los corazones de sus hermanos, sin embargo, ellos no eran los únicos afectados

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La traición de la Guardiana de la Oscuridad pesaba en los corazones de sus hermanos, sin embargo, ellos no eran los únicos afectados.

Sus seguidores, leales a las leyes de la noche, habitantes de las Tierras Libres del Norte, sufrían en igual medida; el desprecio del resto de los reinos, la decepción de su Guardiana, la culpa que llenaba sus almas, ellos habían sido parte del caos, sin poder creer la idea de que ella fuera capaz de darles la espalda. Pero estaban equivocados, cegados por su devoción.

Queriendo olvidar sus acciones, dejar atrás lo sucedido y obligados a retirarse por lo inhabitable y peligroso de su antiguo hogar, viajaron lejos y, como deseaban, sus costumbres, sus recuerdos, desaparecieron, reemplazados por una nueva fe, un nuevo Guardián.

Sin embargo, entre los refugiados de cada Reino, existían algunos que se mantenían fieles a su protectora, añorando su regreso, ansiando encontrar una manera de traerla de vuelta, impartiendo su fe en los que estaban dispuestos a escuchar. Así, en silencio, buscaron y arriesgaron todo lo que tenían, sus vidas, sus posesiones, sin ella todo era dispensable, carecía de valor y propósito.

La Guardiana, abrumada por los sacrificios y el sufrimiento de los que aún confiaban en ella, utilizó lo poco que conservaba de poder para pedirles que se detuvieran, rogándole a los líderes de las tribus que se rindieran y que vivieran bajo la luz, no en su abismo, ya que, no importa cuánto intentaran, ningún mortal podría entrar a su prisión y liberar sus cadenas y quizás, era mejor así.

Pero no importa cuánto implorara, los lídereshabían oído lo que querían "ningún mortalpuede entrar a su prisión y liberar sus cadenas". Con esa frase su peticióndesapareció de sus mentes, reemplazada por una nueva serie de sacrificios. 

Flor de FuegoWhere stories live. Discover now