26

11.2K 825 82
                                    

Alba hizo un esfuerzo titánico para apartar los ojos del cuerpo desnudo de Natalia y pasó por su lado para deshacer la cama que tenían justo detrás.

La morena suspiró, siguiéndola con la mirada, no quería perderse ni un segundo de ese espectáculo de mujer.

- Vamos a usar las sábanas para hacer algunas así sugerentes, pero no explícitas - murmuró-. Dejémonos llevar y ya.

La rubia sentía que lo mejor era fluir en el momento, permitir que su instinto fuera el que decidiera cómo inmortalizar ese desnudo tan diferente a todos los demás.

No había célula en el cuerpo de ninguna de las dos que no estuviera removida. Pese a estar en medio de una sesión, se sentían con libertad absoluta.

En ese momento no había presión por la foto perfecta, solo admiración, debilidad por quien tenían delante.

La fotógrafa capturaba esa anatomía espectacular en todas las poses y desde todos los ángulos. De frente, con los pechos al descubierto, de espaldas, y tumbada sobre el colchón formando con su cuerpo el mejor skyline de Madrid.

Suspiros, mordidas de labio e infinitos momentos de tener que tragar saliva para poder seguir, se unían a la música suave que hacía de banda sonora de ese shooting atípico.

- Nat, el objetivo está aquí - agitó la mano en el aire, para atraer su atención.

- Perdona, es que... eres preciosa - se justificó, pues sus ojos se habían quedado absortos en el cuerpo de la rubia.

- ¿Del uno al diez cuánto estás deseando que suelte la cámara y acabe con esto?

- Doscientos - confesó la morena, con una risita.

- Gírate un poquito a la derecha... así. Eres una diosa, Nat - ronroneó.

- No me digas esas cosas con esa voz.

- ¿Por qué? - alzó una ceja la fotógrafa.

- Porque quiero acabar la sesión viva - dijo, poniéndose seria.

Alba capturó su expresión corporal antes de contestar.

- Muy profesional por tu parte - murmuró.

- No lo sabes tú bien - se mordió el labio.

Un buen rato después, Alba apoyó una de sus rodillas en el colchón para acercarse a recolocar la postura de la modelo.

Nada más rozar su piel, se quedó ahí. Acarició las líneas de tinta que cubrían su mano y buscó sus ojos.

En ellos vio el mismo deseo, la misma pasión, la misma impaciencia que debían transmitir los suyos.

- No puedo más. Déjame comerte a besos – susurró Alba, casi con desesperación.

Natalia asintió, también necesitada del ansiado contacto de sus pieles.

Alba dejó por fin la cámara en el suelo, apagó los focos y se volvió hacia la morena, que no le quitaba los ojos de encima.

La modelo dejó caer la sábana que cubría sus pechos en ese momento.

Igualdad de condiciones.

Sus bocas se buscaron con desesperación, como imanes. Sus lenguas se entrelazaron para no soltarse y la rubia acabó cayendo sobre el cuerpo de la otra.

Jadearon a la vez, al sentir sus cuerpos pegados. El roce quemaba tal y como habían imaginado que sucedería.

Se tenían demasiadas ganas. Ganas que habían estado contenidas desde que se conocieron.

desnudArte | AlbaliaWhere stories live. Discover now