Fairytopia ¦¦ YoonMin

🦋 Intro: Fairytopia 🦋

La existencia de la magia siempre fue un fraude para los escépticos. Era sólo un tonto cuento que los más ilúsos querían creer para hacer más divertidas sus vidas.

Pero suene descabellado o no; la magia existe. En los rincones menos esperados hay magia, y todo lo que ella abarca.

Las brujas, los magos y demás existían, pero principalmente, Overdose era poblado por hadas. Criaturas tan pequeñas como para ser comparadas con la palma de una mano; algunas incluso eran mucho más pequeñas que eso.

Eran seres tan majestuosos y llenos de belleza y misterio que las palabras nunca serían suficientes para describirlas. Su historia y la magnitud de su poder era desconocida incluso para ellas mismas. La gran mayoría sólo volaba, otras tenían una conexión tan grande con la naturaleza que llegaba a ser envidiable, y claro, solo unas pocas podían curar heridas.

Fairytopia era su hogar, oculto entre las profundidades de el bosque, en donde nadie las molestaría; en donde nadie podría irrumpir y donde ellas podrían estar en paz.

Era un lugar majestuoso, con brillo y belleza por doquier. Con bellas flores por montón, varios arbustos y árboles, y un hermoso lago. Era abundancia de naturaleza, era una gran prueba del gran amor que estos pequeños seres tenían por la madre naturaleza.

Vivían en los árboles, o bien, en pequeñas casitas del perfecto tamaño para ellos. Una vida "normal", por así decirlo. Todos eran felices y tranquilos así, sin buscar más y sin conformarse con menos.

Pero esto no era suficiente para una pequeña hadita en específico. El pequeño Park JiMin era curioso por naturaleza, por eso mismo algunas noches se escapaba de casa para cruzar los límites de Fairytopia.

Si era buen observador, podía encontrar a algún gnomo o algún elfo cerca, jugueteando o gastando bromas a otro de los suyos, arrancandole una que otra risa en lo que sus alas brillantes revoloteaban para terminar sentado sobre una rama.

La noche era salpicada por un montón de estrellas, y el bosque mantenía suaves sonidos relajantes. El ulular de los búhos o una que otra ventisca haciendo sonar las hojas de los árboles.

Y aquí es cuando JiMin no entendia razones. No entendía porqué él, o porqué ellos debían mantenerse encerrados. Los elfos podían ser libres por el bosque siemore y cuando algún humano no les viera, claro que los gnomos también. Pero ellos no tenían ese privilegio, y aquello era frustrante.

Muy pronto se encontró a sí mismo frunciendo sus labios, pensando en lo que quería y no podía ser. No creía que ni todas las fresas del mundo pudieran combatir su frustración. O bueno, ahora que lo volvía a pensar... Tal vez alguna no hiciera nada malo... Así que batió un poco sus alitas y se dejó ir en el aire, bajando poco a poco hacia aquel arbusto que lucía orgullosamente sus fresas, rojas y grandes. Y casi podía escuchar esas apetitosas fresas diciendo "cómenos, Mimi".