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Mina no apareció por la enfermería cuando llegó la hora acordada, ni se molestó en enviar a alguien para que le avisara de que no iría. Iwaizumi pensó que seguramente le había surgido una tarea de última hora, pero eso no lo hacía menos decepcionante, pues tenía muchas ganas de ver cómo se encontraba su caballo después de tanto tiempo.

Una hora más tarde, alguien llamó a la puerta un par de veces. Esa persona, que Iwaizumi descubrió que se trataba de Yahaba cuando entró en la enfermería sin esperar a obtener una respuesta, lucía agitada, y no solo por el hecho de que era más que obvio que había ido corriendo desde donde fuera que se encontrara hasta la enfermería.

El primer instinto de Iwaizumi fue pensar que le había ocurrido algo a Oikawa, instinto que Yahaba confirmó cuando le pidió, a duras penas, que lo acompañara a los aposentos del señor.

Iwaizumi se levantó de la cama con rapidez, olvidando por completo que, horas antes, se había caído por hacer exactamente lo mismo. Para su suerte, esta vez Yahaba le sostuvo entre sus brazos antes de que perdiera el equilibrio por completo.

- Calma, Iwaizumi-san -dijo Yahaba, entregándole el bastón.

Esa no era una opción válida cuando Oikawa había pedido que él se desplazara hasta sus aposentos cuando sabía perfectamente el estado tan lamentable en el que se encontraba.

De hecho, estaba tan agitado que ni siquiera se quejó cuando Yahaba actuó como su soporte durante todo el camino, ni tampoco se preocupó por pasearse delante de tanta gente con un bastón. Su mente estaba completamente centrada en llegar a Oikawa lo antes posible, pero su maldita pierna se lo ponía difícil, pues un camino que antes era capaz de hacer hasta con los ojos cerrados, en ese momento era un completo infierno.

Cuando por fin llegaron a los aposentos del príncipe, Iwaizumi ni siquiera llamó a la puerta, pues lo único que le importaba era averiguar por qué Oikawa había ordenado que le buscaran con tanta urgencia.

Dentro de la habitación, Oikawa se encontraba sentado en la cama, con la piel tan pálida que daba la sensación de que no había visto la luz del sol en meses. Iwaizumi sintió que se le helaba la sangre ante esa imagen y, con cierta ironía, pensó si esa fue la sensación que tuvo Oikawa hora antes cuando le vio postrado en la cama de la enfermería.

–Mi señor, ¿requería mi presencia? –Consiguió preguntar Iwaizumi, con un nudo en la garganta todavía.

Los ojos de Oikawa descansaron sobre su figura durante un segundo antes de volver a posarse sobre Aiko.

–¿Te importa dejarnos a solas un momento, Aiko-chan? No me va a pasar nada, Iwa-chan va a estar conmigo –le aseguró Oikawa, intentando esbozar una sonrisa que, más que tranquilizadora, fue lastimera.

A pesar de que Aiko titubeó un poco antes de acatar esa orden camuflada bajo la fórmula de una pregunta, acabó por abandonar los aposentos del príncipe tras realizar una pequeña reverencia.

Yahaba era consciente de que él tampoco era bienvenido, pues Oikawa quería mantener una conversación privada con Iwaizumi, pero antes de dejarles a solas, volvió a llevar un brazo alrededor de los hombros de Iwaizumi para ayudarle a llegar al lado de la cama de Oikawa. Sin embargo, Iwaizumi se zafó del agarre en esa ocasión, asegurándole que no era necesario. Al igual que Aiko, Yahaba titubeó antes de asentir con la cabeza, pero, finalmente, la puerta se cerró tras Iwaizumi, dejando a ambos en un silencio un tanto gélido.

Iwaizumi echó a andar hacia Oikawa con dificultad bajo la atenta mirada de éste, sintiendo que cada paso que daba eran cien. No estaba seguro de si Oikawa se había dado cuenta del gran esfuerzo que estaba haciendo, pero en caso de ser así, no se pronunció.

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⏰ Last updated: Nov 16, 2020 ⏰

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La elección {IwaOi}Where stories live. Discover now