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Iwaizumi estaba exhausto a pesar de que a lo largo de todo el camino al coto de caza no había hecho otra cosa que actuar como la sombra de Oikawa, exactamente lo mismo que llevaba haciendo las dos semanas anteriores, con la diferencia de que en esa ocasión no había tenido que oír conversaciones tediosas con miembros distinguidos de la nobleza, si no que había tenido que presenciar todas las entrevistas personales que Oikawa había tenido con sus pretendientas. Siendo completamente sincero, ambas situaciones eran horribles para Iwaizumi, pero si tenía que elegir una de ellas, prefería mil veces estar en el coto de caza, donde las únicas mujeres presentes eran doncellas encargadas de las tareas domésticas.

—No quiero a salir de esta habitación —dijo Oikawa, dejándose caer sobre la cama de manera dramática. Iwaizumi le observó con una sonrisa divertida, aunque en cierto modo admiraba su entereza, pues él no solo había tenido que oír esas conversaciones tan aburridas durante las tres largas horas que había durado el viaje, sino que había tenido que participar en ellas proactivamente—. Ríete ahora todo lo que quieras, pero si asesino a algún noble de los aquí presentes tendrás que acarrear con las consecuencias.

—Prefiero hacer frente a esas consecuencias antes que tener que soportar otro viaje así de aburrido —respondió Iwaizumi, entrando, a continuación, en el juego de Oikawa—. Dígame, señor, ¿de quién quiere deshacerse primero?

Oikawa se llevó una mano a la barbilla, fingiendo estar deliberando quién debería ser la primera víctima hasta que sus ojos conectaron con los de Iwaizumi, momento en el que ambos se echaron a reír de forma cómplice. Por mucho que se esforzaran en disimular los sentimientos que se profesaban, había algo que nunca serían capaces de borrar por completo: su química. Esa química que se manifestaba cada vez que, sin querer, sus pieles se rozaban; esa química palpable siempre que sus ojos se encontraban, sabiendo instantáneamente si algo estaba molestando al otro. Precisamente por eso tanto Oikawa como Iwaizumi apartaron la cara rápidamente, pues si seguían contemplándose probablemente cruzarían una línea que habían acordado relegar en el olvido.

Alguien llamó a la puerta en ese momento, dando lugar a que ambos se sintieran parcialmente aliviados de ser interrumpidos. El tono de voz de Oikawa cambió por completo cuando volvió a hablar para autorizar a la persona en cuestión a entrar en la habitación, mientras que Iwaizumi adoptó su habitual postura solemne, abandonando la relajada que solía mostrar cuando estaba a solas con Oikawa disfrutando de la privacidad que un espacio cerrado como aquella habitación les brindaba.

La idea de visitar a solas la habitación del príncipe hacía que Haru se sintiera cohibida a pesar de que llevaba trabajando para él varios años. No obstante, ese sentimiento no era nada en comparación con lo débil que sintió sus piernas cuando, nada más que al abrir la puerta fue recibida por la intensa mirada de Iwaizumi. En ese momento deseó con todas sus fuerzas haber relegado su tarea a cualquiera de sus otras dos compañeras.

—Requieren la presencia de Iwaizumi-san en la entrada del palacete.

Haru soltó la información de forma atropellada, mirando al suelo mientras arrugaba entre sus manos la tela de sus faldas. Las piernas le iban a fallar de un momento a otro como Iwaizumi siguiera observándola de aquella forma.

—Gracias por transmitirme el mensaje —le agradeció Iwaizumi con voz extremadamente gentil, lo que hacía contraste con la fuerza de su mirada. A continuación, Iwaizumi posó los ojos sobre la figura de Oikawa—. Pues entonces si el señor no necesita nada más de mí, me retiro.

Oikawa le indicó a Iwaizumi que era libre de abandonar la habitación cuando quisiera, ignorando el cosquilleo de excitación que se había formado en sus partes bajas, exactamente igual que siempre que le escuchaba dirigirse a él delante de otras personas. No estaba seguro si lo que disfrutaba era verle actuar de forma tan sumisa o el inminente riesgo de ser descubiertos en cualquier momento si no tenían cuidado con su entorno.

La elección {IwaOi}Where stories live. Discover now