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La luz de la luna era lo único que iluminaba la habitación. Iwaizumi le había propuesto a Oikawa encender un par de velas al menos para poder verse mejor, pero el chico se había negado, así que no le quedó más remedio que acatar sus deseos. Sin embargo, mientras observaba cómo se levantaba de la cama completamente desnudo, deshaciéndose de las sábanas de seda enrolladas alrededor de su cuerpo, se alegró de que hubiera rechazado tan abiertamente su idea porque, sin duda alguna, su esbelto cuerpo siendo abrazado por la penumbra de la noche dirigiéndose hacia él era una imagen que recordaría durante el resto de su vida.

Iwaizumi estaba sentado en el borde de la bañera, situada debajo de uno de los grandes ventanales que adornaban la habitación. Él había sido el encargado de llenarla, lo que significaba que había tenido que realizar cinco viajes al pozo cargando con un barreño del tamaño de un niño pequeño, pero había valido la pena.

Cuando Oikawa llegó a la altura de Iwaizumi, extendió su mano perfectamente cuidada, algo de esperar de un miembro de la realeza que no estaba forzado a realizar trabajos manuales para poder subsistir. Iwaizumi la envolvió con la suya, llena de callos debido a la cantidad de horas al día que había pasado entrenando en el pasado para llegar a la posición en la que se encontraba en ese momento: capitán de la guardia real del príncipe Oikawa Tooru, futuro heredero de la Corona.

Oikawa utilizó a Iwaizumi como soporte para entrar en la bañera, sumergiendo su cuerpo en el agua a continuación. Ya no era necesario que siguiera sosteniendo su mano, pero como no quería poner fin a su contacto con Iwaizumi, dejó descansar su cabeza sobre sus piernas, cerrando los ojos.

Iwaizumi tuvo que obligarse a contener una exclamación de sorpresa. La luz de la luna se reflectaba sobre la anacarada piel de Oikawa, haciéndole verse más hermoso que habitualmente. A veces no podía evitar preguntarse si era real, si de verdad todos los momentos que habían compartido juntos no eran fruto de su imaginación.

—Iwa-chan —oír su nombre pronunciado por esa melodiosa voz que, literalmente, hasta en sueños le perseguía, le sacó de sus ensoñaciones—, ¿no me dijiste el otro día que esta noche me darías un regalo?

—Y te he regalado dos orgasmos hace un par de minutos.

Oikawa abrió los ojos después de las palabras de Iwaizumi, todavía con la cabeza sobre sus piernas, pero mirándole con una expresión de reproche. Iwaizumi no fue capaz de percibirlo debido a la oscuridad que inundaba la habitación, pero las mejillas del príncipe se habían coloreado ligeramente.

—A veces se me olvida que eres un vulgar caballero.

—Me apena no estar a su altura —dijo Iwaizumi, empleando el lenguaje formal con el que debía dirigirse a Oikawa cuando no estaban a solas. Oikawa le miraba ahora con el ceño fruncido, ocasionando que una sonrisa dulce se formara en los labios de Iwaizumi, que llevó sus manos hacia los párpados del chico para bajárselos con toda la delicadeza con la que contaba—. No abras los ojos hasta que te lo diga.

Oikawa acató las órdenes de Iwaizumi a regañadientes, pues acostumbrado a ser el que mandaba, le carcomía por dentro cuando actuaba así porque sabía que lo hacía únicamente para molestarle.

Iwaizumi, seguro de que Oikawa no abriría los ojos, rebuscó en el bolsillo de sus calzas hasta que dio con lo que estaba buscando: un frasquito pequeño de cristal con las sales de baño favoritas de Oikawa. Lo abrió con cuidado de no romperlo, echando una cantidad que, según su criterio era decente, en el agua. Esta era la primera vez en toda su vida que preparaba un baño, pues normalmente las doncellas eran quienes se ocupaban de esa tarea.

En cuanto que el olor de las sales se hizo prominente, Oikawa abrió los ojos, incorporándose rápidamente para mirar a Iwaizumi con expresión de sorpresa. No se podía creer que hubiera conseguido precisamente esas sales de baño cuando hacía más de seis meses que los mercaderes del reino habían dejado de venderlas porque eran realmente difíciles de conseguir.

La elección {IwaOi}Where stories live. Discover now