Capítulo 2

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Narra Adriá

Hoy me levanté con grandes expectativas. Después de lo ocurrido anoche, Paty, invadió mi habitación en busca de respuestas, como siempre le abrí mi corazón, me consoló y animó. A veces pienso, ¿Qué haría sin ella? Tan solo su presencia me calma.

Confieso que nunca esperé sus sabias palabras:

No tienes que demostrarle nada a nadie. Lo que hagas tiene que ser porque así lo quieres tú. Si quieres ir a Las Vegas, pues iremos, de lo contrario aceptaré tu decisión.

Mi vista repara en la maleta que preparé anoche, la cual reposa en una esquina de la habitación. Todo está listo, suspiro, solo me falta informarle a mi padre que iré a la ciudad del pecado. Muy sencillo ¿no?

¡Vamos a la línea roja!

Mientras desciendo las escaleras, voy ordenando mis pensamientos, visualizo la figura de mi padre, asimismo sus gestos habituales cuando no está de acuerdo con mis ideas. Pero estoy decidida a insistir hasta que termine aceptando, cederá eso lo sé, no obstante comprendo que no será un hueso fácil de roer.

Al llegar al último escalón, aparece mi padre en mi campo de visión. Es ahora o nunca, Adrià.

—Papi, que bueno que te veo. Necesito que me otorgues unos minutos.

—Claro, mi princesa. Para ti siempre, vamos a mi oficina—Con su hermosa sonrisa me extiende su brazo, sonrío por su galantería, me sostengo de él para ir hacía nuestro destino.

Durante el recorrido hasta su oficina, platicamos sobre la fiesta y tuve que mentirle sobre mi ausencia; no quiero que sepa que su princesa tiene roto el corazón. Pasamos por la sala para adentrarnos a un pasillo, justo en el fondo se encuentra una doble puerta que está recién pintada de blanco. Una vez estamos enfrente, mi padre coloca su dedo en el escáner de huellas dactilares; luego de que en varias ocasiones intentaran entrar a su espacio personal, mandó a instalar tecnología de punta para proteger esas informaciones importantes.

Después de desactivar la seguridad, abrió la puerta, nos adentramos al lugar, terminando por sentarnos cómodamente en el sofá, siempre me ha gustado hablar de esta forma porque siento que es menos formal.

— ¿Y bien princesa, qué deseas hablar conmigo? —Rompe el silencio en el que nos encontrábamos.

—En realidad, quiero informarte sobre la decisión que tomé—Sus ojos me escrutan fijamente, lo cual me pone nerviosa, él siempre se aprovecha de esa aura de dominio que posee.

—¿Qué decisión? —Sube su índice hasta su cien, con los demás cerrados en puño, inclina un poco la cabeza como si fuese sostenida por su dedo. Ha adoptado esta posición desde que cumplí los quince años, la cual denota que tengo su atención y que se prepara por si lo que va a salir de mi boca no es de su agrado.

—Siento que merezco un regalo por mi graduación—Comienzo a tantear la situación, por su parte tan solo asiente para que continúe—. Siempre me he comportado a la altura y...

—Corazón, deja de darle vueltas al asunto y ve al meollo—corta abruptamente mi discurso.

—Ok—suspiro—Me voy a Las Vegas—Dejándome de tanto secretismo, voy directo al grano como tanto le gusta a mi padre.

—¡Ah, es eso! ¿Necesitas dinero? —Se pone en pie para ir hasta su escritorio, mientras yo no puedo salir de mi sorpresa. ¿Ya? ¿Eso es todo lo que va a decir?

—¿No tienes alguna objeción?

—¿Por qué la tendría?

—Mmm... no sé. Es que no esperaba que...

El legadoWhere stories live. Discover now