Capítulo 21

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Se empezó a arrepentir de no haber llevado a James desde el primer segundo. La tranquilizaba, incluso si no hablaba, con su compañía era suficiente para que sus nervios no estuviesen tana alterados. Iba a territorio enemigo con la única compañía de sus poderes.

El polígono industrial que servía de base para la única persona que no debía conocer nada de su pasado era feo. Estaba medio abandonado, la música de alguna rave cercana escondía cualquier otro sonido, el olor a alcohol y orina inundaba el ambiente. Los cristales rotos, los grafitis...Por supuesto, una burda tapadera. Teodoro era muy refinado, pero solo la zona en la que trabajaba compartía esa característica; lo que le pasase a los espacios en los que habitaba el resto de gente, le traía sin cuidado.

Llamó a la puerta de metal sin ningún tipo de reparo. Tenía que enfrentar aquello de una vez, sin intentar desviarlo. Tras un minuto de espera, se abrió con un crujido. Tras ella aparecieron tres hombres y Teodoro.

—Ay, la sirenita. ¿Recibiste el paquete? — Su tono era divertido, ¿acaso era aquello una venganza por haber conseguido la invitación? No lo descartaba.

—¿Dónde están? — Si algo la llevaba hasta allí era que él tenía que conocer el paradero de sus amigos. Ni siquiera intentar rastrearlos por agua serviría, no cuando estaban tan débiles como para que fuesen un 0 a la izquierda en cualquier intento.

—Los negocios de información no funcionan así, creía que ya lo sabrías. — No le apetecía hacer uso de sus poderes, pero sabía que entrar en aquel edificio solo le daría problemas.

—Sé cómo funcionan los negocios de información, por eso vuelvo a preguntarte. ¿Dónde están? — dijo impregnando cada palabra con su poder. Necesitaba esa información más que su propia conexión con el agua. Conexión, que, por cierto, cada vez la asfixiaba más.

—¿Crees que esas habilidades tuyas tendrán algún efecto? — Eso solo podía significar que la persona detrás de los secuestros conocía las posibles variantes para evitar los poderes de una sirena. Había escuchado hablar sobre ello, todos decían que la mayoría de sirenas y tritones las tomaban para no ser obligados a nada en la vida. Era la primera vez que un humano lo hacía, se bloqueó tanto que no supo que responder—. Ahora, ¿nos acompañas?

No hubo respuesta por parte de Selene. Dos de los guardaespaldas del hombre la empujaron de forma muy poco glamurosa al interior del edificio. Tenía miedo y no sabía cómo reaccionar. Llevaba tantos años sin sentir aquella inestabilidad, que no sabía cómo reaccionar más allá del shock.

Acabó sentada en una silla de terciopelo, frente al escritorio de negocios del hombre. El mafioso, con una sonrisa divertida y macabra, despachó a sus empleados. No necesitaba a nadie cuando el pececillo frente a él era igual de peligroso que un bebé indefenso.

—Ahora, vamos a negociar. Sabes todo eso de los pagos y, la verdad, no quiero nada que tú tengas. Porque estoy seguro de que, si vienes sola, esa invitación no la tienes tú. — Se acercó a ella con una sonrisa macabra. Acarició su tez con diversión, amaba ver el terror en el rostro de sus víctimas—. Siempre me habías parecido extremadamente atractiva y llamativa, aunque ahora que sé cuáles son tus raíces... Tengo claro mi pago, ¿estás dispuesta a ello?

No, no quería hacerlo. No quería ni imaginarse lo que él quería. El simple hecho de pensarlo hacía que le dieran náuseas. No obstante, Dheera y Ophrant dependían de ello. El mafioso se volvió a alejar para dejar un sobre en la mesa, la información que ella necesitaba. Sus ojos se aguaron, no quería pasar por eso.

Teodoro tampoco dejó que se lo pensase mucho más, no necesitaba jugar limpio porque estaba en casa y tenía poder sobre ella al tener lo que necesitaba. Su canto de sirena no funcionaría con él y debía aprovechar, el contacto había sido claro respecto a ello. Dio una torta a la mujer consiguiendo que su pómulo enrojeciera y su labio se partiera. Cuando ella alzó los ojos con una mirada de odio profundo y se alejó, soltó una carcajada. Selene tenía claro que había una manera de conseguir aquella información sin pasar por aquella vejación.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2020 ⏰

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La princesa de la Atlántida| Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora