Capítulo 15

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Su mente no había vuelto a ser la misma desde que viera aquellas inscripciones. Si bien James no había hablado sobre el tema, se daba cuenta de cómo ella se había vuelto más desconfiada. Solo se acercaba a él en lugares públicos y cuando no actuaba, su mirada se perdía y lo único que parecía desentonar de su imagen regia era el repiqueteo de sus Jimmy Choo.

Para mejorar el clima anterior a su viaje, había recibido una llamada que hizo que su vuelo se retrasase cuatro horas. Tiempo que la sirena se había pasado frente al ordenador. El americano pudo aprovechar el momento para ver a la criminal de una forma nunca vista en la anterioridad. Sus hombros estaban caídos, se mordía el labio inferior concentrada, su ceño estaba levemente fruncido y su pelo estaba recogido en un moño desenfadado. De todas las veces que la había visto, aquella fue la que le pareció más real.

-¿Qué pasa? - dijo cuando ella dejó de teclear durante unos minutos. La atlante apartó la vista de la pantalla, miró al chico unos segundos antes de que un pitido sonase y ella volviese a atacar las teclas con rapidez.

-Alguien ha entrado en la red, está intentando quitarme todo. - Cada pocos minutos ella volvía a descansar hasta que la alerta y el pitido avisaban de un nuevo intento de ataque. No sabía quién era el atacante, pero parecía estar decidido a conseguir la información que tanto tiempo le había costado conseguir.

-¿Quién es? - A sabiendas de que la mujer era de armas tomar, fue a por su móvil. Si aquello se alargaba, por como parecía manejar el ordenador - aunque le hubiese hecho creer lo contrario -, acabaría llamando a aquella persona encargada de crear su programa.

-Parece firmar cada acometida como Ultrón. - Un nuevo ataque, uno que hizo que no volviese a hablar durante una larga media hora-. No lo entiendo, intento destruir su señal y no puedo romperla. Es como si fuese un programa inteligente capaz de evitar los ataques. ¿Lo conoces?

-No, no me suena. - Apenas escuchó la respuesta por culpa de aquel maldito recuadro rojo. No sabía quién había mandado a aquel enemigo, no le ofrecería nada de piedad si estuviese en sus manos. Había aprendido mucha informática gracias a Shuri a lo largo de los años y de su negocio, pero no podía medirse con alguien tan profesional. Llegaría un momento en el que se cansaría, un comando fallaría y todo se iría a la mierda.

El sonido del teléfono de la sirena irrumpió en la habitación contigua. No hizo falta que hablara para que él cruzase la estancia, tomase el aparato y volviese a la sala principal donde ella parecía haber instalado el campamento tecnológico. A ese paso, atrasarían aún más su viaje.

-¿Quién es? - No apartó la vista de la pantalla ni dejo de mover sus gráciles manos, pero él pareció ignorarlo para responder la pregunta.

-Una tal Shuri. - Recordaba haber escuchado aquel nombre el día anterior, no era como si no hubiese estado atento a las palabras de Selene tras descubrir la desaparición de su mejor amigo y amante.

-Ponlo en altavoz. - Hizo lo pedido-. Hola, Shuri. Estás en altavoz- Escuchó una risa chirriante por culpa del teléfono. Estaba segura de que en Wakanda, la princesa disfrutaba del reto de que aquel ataque desapareciese.

-¿Estás siendo atacada por un tal Ultrón? - preguntó tras otra carcajada maniaca. Estaba en su salsa.

-Sí, ¿tú? - Que aquel programa no atacase solo a ella a la vez demostraba la magnitud de sus problemas. Ninguno lo dijo. Era imposible que alguien pudiese crear un virus tan potente, ni siquiera la wakandiana era capaz de aquello, por lo menos, no en tan poco tiempo.

-Sí y como cada vez que he intentado mandarte un correo y no he podido, te voy a dictar lo que tienes que hacer para que no entre en los archivos. Es casi mejor que yo. Lo único es que a lo mejor estás unos días sin acceder hasta que se relaje. - Suspiró sin apartar la vista de la pantalla. Era más importante mantener su información, su negocio y su vida a que le robasen.

La princesa de la Atlántida| Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora