¿Caballo demonio? Si, pero uno especial

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N/A: ¡No me matéis! ¡Se que he tardado mucho, pero tengo mi excusa! Acabo de empezar el el colegio y ademas me estoy sacando el carnet de coche, por lo que el tiempo libre no es muy abundante últimamente, espero que se entienda y perdón por la espera.

- Pues bien, ya estamos aquí – Dijo John. 

- Lo mejor será encontrar un lugar donde pasar la noche, ya es tarde – Dijo Raven.

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a buscar un lugar donde quedarse unos días, los suficientes para descubrir si el espíritu era real o no, y en caso de que lo fuera, detenerlo antes de que siguiera matando.

Caminaron bastante rato hasta que Raven se quedó mirando a una posada con una suave sonrisa.

- ¿Quieres quedarte allí? - Preguntó Damian, mirando la expresión apacible de su compañera.

- Se siente bien – Explicó Raven, aunque claramente sus compañeros no lo acabaron de entender.

- Me da una buena sensación, que es seguro... - Raven luchó un poco, buscando como describirlo – Se siente bien – Claramente no encontró como expresarse.

- Esta bien – Se rió John – Vamos, es un buen sitio como cualquier otro.

Entraron en la posada y fueron recibidos por una niña de unos nueve años, los miró con los ojos abiertos y llenos de curiosidad antes de sonreír con alegría.

- Oh, invitados – Exclamó la niña - ¡Mamá, tenemos invitados!

La niña era una pequeña monada, era de piel bronceada, pelo largo y negro atado en dos trenzas que le caían por los costados, su ropa tenia cierto aire nativo y la pluma que adornaba su pelo solo agregaba al efecto.

- ¿Vais a quedaros aquí? ¿Cuantas habitaciones? ¿Os gustan los cuentos? ¡Siempre contamos cuentos por la noche! Y... - Una voz risueña interrumpió a la niña.

- Vamos, vamos – Se rió una mujer mayor, vestida de forma similar a la niña – No molestes a los invitados, Sakari, sabes que a tu madre no le gusta.

- ¡Abuela! - Exclamó la niña, corriendo a los brazos de su abuela.

- Lamento este recibimiento tan brusco – Sonrió otra mujer acercándose, probablemente la madre de la niña, también con ropas de aire nativo – Últimamente no tenemos muchos clientes y debe haberse emocionado – Sonrió amablemente.

- No hay problema, su hija es un encanto – Sonrió Kory, saludando a la niña que le devolvió el saludo desde los brazos de su abuela.

- ¡Oh, que maleducada soy! - Exclamó la mujer de golpe – Mi nombre es Imala, ella es mi madre, Tala y ya habéis conocido a mi hija Sakari, es un placer conoceros ¿En que podemos ayudaros?

- Nos gustaría hospedarnos aquí unos días, pero no estamos seguros de cuantos – Dijo Dick.

- Eso no será un problema, sígueme y os asignaremos habitaciones – Sonrió Tala.

Dick siguió a la mujer, diciendo que él se encargaría y dejo al resto observando el lugar.

No era muy grande o lujoso, pero era cálido y reconfortante, su decoración Nativo Americano te resolvía cualquier duda de que las dueñas del lugar pertenecían a esta raza.

Raven se paseó por el lugar cómodamente, mirando las pinturas y cuadros que adornaban las paredes hasta que una en particular le llamó la atención.

Era la pintura de un caballo indio, de raza appaloosa, pelaje negro, manchas blancas en la grupa y patas junto con largas crines blancas, plumas de tonos blancos, violetas, azules y negros decoraban sus crines.

La Manada de las Sombrasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن