Boda

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Lamió su helado y sonrió. Se estaba divirtiendo mucho mucho. Ya no tenía 4, él ya era un niño grande de 5 años y estaba en su fiesta de despedida de preescolar y bienvenida a nivel básico.

Había muchísimos colores y carpas de comida y de entretenimiento. Tanto que le dolía la pancita de probar todo gastándose los cupones de comida gratis

-Vamos Red Robin quiero volver a comer de ese puesto- brincó feliz su mejor amigo velocista

Ambos empezaron a caminar hacía el puesto azul y blanco, bajo la mirada temerosa, decepcionada y un poquito enojada del vendedor, que se preguntaba porque los niños velocistas amaban su comida de chimichangas, suspiró mientras le servía su décima y ultima porción a Impulso

- Gracias- gritó emocionado justo antes de morder la gran chimichanga y que está se rompiera y le cayera encima y los restos hasta el suelo

-Oh no..- murmuró Red Robin viendo a Impulso hacer puchero. Seguro lloraría, ese era su ultimo cupón del puesto.

Con los labios apretados, las mejillas rojas y sus puños apretados de contener el llanto, no lo resistió mucho más y las lágrimas comenzaron a escapársele de sus ojitos aqua

-mi chimichanga- chillo el velocista tallándose los ojos

Red Robin estaba pensando en intervenir cuando una mano le acarició la cabeza despeinándolo un poco, haciendo girar su cabeza ignorando el puchero de Impulso y de su helado para mirar la ahora inconfundible chaqueta negra de Superboy, Nightwing y Green Lantern parados detrás de él

Green Lantern sonrió e hizo una mueca con los labios, acercándose al velocista se arrodilló hasta quedar a la altura del pequeño Impulso que lloraba la muerte trágica de su chimichanga

-hey... mira- sacó su paquete de cupones sin usar- te los doy todos si me ayudas con algo... -sonrió malicioso

Nightwing negó con la cabeza y volteó a mirar a su pequeño hermano. Frunció el ceño sintiendo una chiquita punzada en el pecho. Red Robin lo perseguía y quería mucho, pero apenas aparecía el Super y los ojitos de Red Robin ya no miraban a nadie más.

-Iré a buscar a Red Hood- habló siendo ignorado -Batman nos quiere temprano -seguía siendo ignorado - habrá... olvidalo-

El pequeño Red Robin tomó la mano del más grande y lo guió, emocionado de pasar su evento de bienvenida junto al mayor, caminaron unos minutos recorriendo las carpas y jugando uno que otro juego, hasta que el pequeño miró una carpa con un letrero gigante.

Matrimonios y Divorcios. Alcanzó a leer de forma lenta porque él ya sabía leer, pero no muy rápido todavía.

El rostro se le coloreo y sintió su corazón brincar cuando comprendió, apretó la mano del mayor de ya 14 años, que al notar su pulso y el apretón lo miraba confundido esperando una respuesta pues todo el rato su corazón había estado saltando emocionado.

Superboy había aprendido muy bien que el corazoncito brincaba cuando él estaba cerca o cuando corría o cuándo se asustaba, aunque lo último casi nunca pasaba. Había aprendido también a diferenciar cuando el pequeño necesitaba ayuda por sus latidos y cuan emocionado estaba... como en ese momento.

Su pequeña mano apretó un poco más la grande que lo sostenía y se mordió el labio tratando de pensar que hacer. Aquella carpa era para niños grandes. Como el pelinegro Green Lantern que, con ayuda de Impulso, su mejor mejor amigo, estaban amarrando a KidFlash a la silla para casarlo a la fuerza.

Miraba a Impulso sonreír divertido mirando la cara roja roja de KidFlash, casi del mismo color de su cabello, además aquello no parecía tan malo, Green Lantern estaba sonriendo muy emocionado mientras miraba a los dos velocistas en una pequeña lucha

Little JusticeWhere stories live. Discover now