4.Niña mala

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Elizabeth.

Reaccione al sentir un olor muy fuerte en mi nariz, era raro y me molestaba. Abrí de apoco mis ojos poco a poco y pude ver a varias chicas rodeando mi cama.

—Me alegra que estés mejor Elizabeth —escuche el murmuro de la voz de Susan.

Sonaba preocupada.

Abrí mis ojos y observé a mi entorno, notando en la ventana  la oscuridad de la noche. Al parecer solo estuve inconsistentes un par de horas.

Aun así me tenté a preguntar. — ¿Cuánto llevo dormida?

— Todo el día — Dijo Susan — Las chicas se han estado marchando todo el día, la escuela esta casi vacía.

Pude notar de forma casi imperceptible la tristeza en su voz.

— ¿Qué? —Solté. 

Sentía como se me escapaba el aliento. Intente reincorporarme pero un dolor en mi pierna me advirtio que me quedara quieta

— Lo de la señorita Terra fue muy fuerte, no dejaran que la escuela vuelva a sus funciones. No hasta que atrapen al él o la asesina— soltó un leve suspiro—Hay policías por todas partes. 

«La señorita Terra» Pasó por mi mente. Un montón de vagos recuerdos volvieron a mi haciendo que se me erizara la piel.

Unas inmensas nauseas me invadieron.

—Dios —Escuche a la enfermera alarmarse —Amor estas más pálida que un fantasma.

Dijo, mientras tomaba el pequeño contenedor de basura y lo ponía cerca de mi, lo rechace  casi al instante intentando parecer lo mas tranquila posible. Si me alteraba, seguramente me pondrían tranquilizantes o me llevarían a un hospital, ninguna de las opciones me apetecía.

— ¿Y mis padres?— me gire hacia Susan con algo de nauseas evitando la mirada de la enfermera.

—Ellos vienen en camino, tú madre llama cada hora preguntado por ti — Me sonrío con tristeza.

Algo se removió en mi pecho al ver esa sonrisa que tanto conocía. Esa que decía «Tu eres la afortunada».

—Susan, ¿Por qué no vienes a mi casa? —Ofrecí— Solo por unos días—me apresure a terminar.

Ella me sonrió de forma casi imperceptible —Mi hermano se hará cargo de mi — Se giro por completo fingiendo que buscaba algo en la barra que estaba a su lado —Vendrá mañana en la madrugada, es que... se encontraba fuera de la ciudad cuando le llamé—Lo excuso— creo qué lo he tomado en medio del trabajo—Su voz fue decayendo.

Ambas observamos salir a la enfermera de la habitación, que hasta entonces se había encontrado organizando una montaña de papeles, y hasta ropa,  al parecer la escuela seria completamente deshabitada.

 Susan estaba algo intranquila, y yo igual, y aunque supiera que quizá esa llamada a su hermano había sido una completa farsa, no podía quedarme dos segundos más en esa escuela. La ansiedad me recorría y los recuerdos venían a mi en fracciones de humo, como si mi cabeza hiciera un trabajo extra para eliminar los últimos dos días de mi cabeza, pero eso no era suficiente.

Susan por su parte quizá llegaría a casa mañana en un autobús, ya que odiaba molestar a su hermano mayor, y si contaba con suerte podría verle en el pueblo y hablar con ella.

Pasaron un par de horas más y al  final, más y más padres llegaban por sus hijas. Pasadas dos horas solo tres chicas se encontraban conmigo, las maestras se esforzaban por no dejarme sola; De verdad agradecía eso. Pero ahora podía ver por la ventana una cinta policial que cubría el área del colegio, eso logro que me sintiera un poco mejor, con tantas personas rodeando la escuela me sentía segura.

Grados bajo cero «Jeff The Killer»Where stories live. Discover now