❍光┆𝐄𝐥 𝐅𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐦𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐚 𝐎𝐩𝐞𝐫𝐚. ;; bnha.

I

Título: Te quiero.

El amor hace que arda tanto tu corazón como el fuego, quema tanto que a veces parece frío.

Rojo.

— Ne, Kora. . . –

Calor.

— ¿Vendrás a despedirte de mí? –

Arde.

— Sí, por fin te diré lo que siento. . . –

— ¡Denki! – la joven se despertó de un grito, obligando a su garganta a toser inmediatamente debido a ese olor que estaba ingiriendo.

Miró a su alrededor, todo estaba prendiendo en llamas.

— ¡Ayuda! – es él, tiene que ser él. . .

La menor se levantó como pudo y a toses y pasos desorientados llegó al principio de las escaleras.

— Denki. . . – musitó antes de dejar caer el peso de su cuerpo escaleras abajo.

— No quiero que te alejes de mi lado –

Dolor.

— Tranquila princesa. . .–

Su olor.

— No vamos a estar tan solos si vamos a ver la misma luna. –

Sus ojos se volvieron a abrir en un intento vago, los oídos le pitaban, su cuerpo dolía y sus piernas no respondían, pero sin embargo, la joven podía escuchar la voz de su amado al final del pasillo.

Reunió todas sus fuerzas y se arrastró antes de que el humo la consumiera hasta la puerta de donde provenían los gritos.

— ¡Ayuda! – un grito y una fuerte patada se escucharon desde la otra parte de la puerta.

— ¿Kaminari? – la menor se arrodilló sobre el suelo mientras tocaba la puerta.

— ¿¡Kora?! ¿¡Qué haces?! – el joven sintió su corazón dar un brinco al escuchar la voz de su amada, pero esta, sonaba más agotada que de costumbre.

— Denki, no me vuelvas a dejar – las lágrimas corrieron sobre sus mejillas mientras se agarraba a la cerradura hasta lograr ponerse de pie. — No te quiero volver a perder. . . – sus manos buscaban sus llaves por su bolsillo.

— No, cariño, estoy aquí. . . – los ojos del joven se cristalizaron al escuchar el roto tono de voz de la joven mientras apoyaba la frente sobre la puerta.

— ¿Me lo prometes? – pregunto mientras sobria su nariz.

— Te lo prometo. . . – la menor metió la llave en la cerradura y tiró de ella abriendo la puerta dejando a ambos jóvenes abrazarse por fin.

— ¡Kaminari! – la joven puso sus brazos alrededor de su cuello mientras él hacía lo mismo pero por la cintura.

— ¿Porqué estás aquí? Tú deberías de estar afuera sana y salva. – dijo separándose mientras mostraba su rostro lleno de lágrimas, aunque el de la menor se encontraba igual.