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xxi. aguanta
Aura había creído que nunca experimentaría un dolor peor que el de la maldición cruciatus. Después de varias sesiones con los mortífagos y su nuevo juego, sectumsempra, había cambiado de idea.
Mantener la consciencia era extremadamente difícil, por no decir imposible. Aura nunca recordaba haber resistido a más de seis conjuros antes de perder la consciencia.
Ni siquiera comprendía cómo es que encontraba fuerzas para seguir resistiendo después de que aquella tortura se convirtiera en diaria.
—Es una suerte que vayan a sacarte de aquí mañana —comentó Regulus, apartándose de Aura—. Porque has perdido bastante sangre. No sé si podrías sobrevivir a otra tortura como esta.
—Muy tranquilizador —masculló Anthea, que estaba apoyada contra la pared y mantenía los brazos cruzados—. Aunque no te falta razón.
—Qué bien —murmuró Aura, con voz débil—. Yo pensaba que me querían viva.
Aquello había sido lo único que había tenido seguro durante aquellas semanas de cautiverio. Sin embargo, Voldemort había parecido cambiar de idea.
—Sí, eso creía yo también. Puede que el Señor Tenebroso haya decidido que, si no te unes a él, te matará, a pesar de la profecía.
—No es que pueda haberlo decidido o no —comentó Anthea—. Lo ha hecho ya. Me lo comunicó personalmente. Si esta chica no sale pronto de aquí...
—¿No hay nada que puedas hacer? —preguntó Regulus, en tono arisco—. No hay mucho que yo pueda, pero tú...
Anthea no pareció siquiera molesta por ello.
—La edad no tiene nada que ver en esto, chico, si es en lo que piensas —comentó, con semblante tranquilo—. Estoy unida a lord Voldemort por algo mucho más poderoso que la simple Marca que tú tienes en el brazo. Hay ciertas cosas que no puedo evitar, ni siquiera después de tantos años aprendiendo a resistirme a él.
Aura la miró, suspicaz. Anthea le intrigaba mucho más de lo que debería. Había algo extraño en ella, pero Aura le había dado su confianza. Incluso a pesar de ser la hermana de quien la tenía allí prisionera.
Se giró hacia Regulus, buscando cambiar de tema.
—¿Has descubierto ya qué decía la profecía?
Él sacudió la cabeza. Hacía ya unos días que Aura le había preguntado por ésta. Regulus le había dicho que haría lo que pudiera.
—No sé las palabras exactas, pero creo que es algo sobre que si te tiene a ti y a tu hija de su lado, tendrá la victoria asegurada.
Sonaba tranquilizador, sin duda. Aura hizo una mueca.
