Capítulo 4

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— ¿Cuántos meses tiene? —preguntó acariciando a Molly. Me senté a su lado y me miró muy directamente.

—Tiene 8 meses, en unos días cumple 9 meses —le dije acercándome más a ella, besé su frente y se movió, —Gracias por dejarme que me quede con mi hija, de verdad, gracias.

—No tienes nada que agradecerme nada, reina —me dijo sonriendo coqueto.

—Gracias —susurré sonrojada. Molly empezó a llorar y la miré. Ella empezó a patalear y supe que tenía hambre.

—Tiene hambre —avisé, él asintió y me la pasó a mis brazos. Cogió una manta caliente y me la pasó por las piernas.

—Ahora vuelvo —me dijo cogiendo una bolsa de basura negra y saliendo por la puerta.

Me subí la camiseta y puse un pezón en la pequeña boquita de Molly, despacio y con cuidado. Aprender a darle el pecho a esta glotona fue un verdadero caos. Ella tenía tanta hambre, y yo no sabía ni como tenía que empezar.

Ella succionó fuerte y solté un grito. Molly me miró y siguió mamando de mi pecho, sonreí al verla tan calmada y cambié de pecho cuando no salía nada del otro.

Oí la puerta de la entrada y después a Jared entrar con una expresión neutra. Me miró y miró de seguido al bebé.

— ¿Estás bien? —le pregunté tapándome un poco el pecho.

—Sí, tranquila —susurró dirigiéndose a su habitación.

—Buenas noches bebé —susurré bajándome la camiseta y llevando a Molly a la habitación de Jared, donde dormía yo. La dejé encima de la cama con almohadas a su alrededor y arropada, sonreí y salí del cuarto. Choqué de espalda con algo duro y me volteé rápidamente.

—Perdón —me disculpé sonrojada por haber chocado con Jared.

—No importa —se encogió de hombros, restándole importancia, — ¿Quieres un chocolate caliente? —preguntó rascando su cabeza.

—No hace falta —dije pero anhelaba un chocolate.

—Ven anda —dijo cogiéndome de la mano, sonreí y asentí. Me senté en un taburete de la cocina francesa y lo miré mientras cocinaba el chocolate. Después de un rato me lo entregó y agradecí en silencio.

Lo bebí y gemí al sentir ese sabor caliente y dulce del chocolate. Él me miró y rió mientras veía como me ponía cómo un tomate.

—Eres tierna cuando te sonrojas —me dijo riendo, y bebiendo un poco de su chocolate.

—Gracias, supongo —agradecí. Terminé el chocolate y sonreí.

—Voy a dormir, Jared, buenas noches —me levanté y dude en darle un beso en la mejilla, pero al final se lo di. Él me miró con una mirada neutra y me fui a la habitación nerviosa.

Molly estaba durmiendo plácidamente, me tumbé a su lado y besé su frente.

—Te quiero —le susurré, me arropé y cerré los ojos abrazándola.

(...)

Abrí los ojos y bostecé, miré a la gran ventana y sonreí. Miré abajo y no vi a nadie, un momento...

¡Molly!

Me levanté corriendo y abrí la puerta del cuarto. Corrí al salón al oír unas risas y vi que Jared estaba jugando con Molly. Suspiré aliviada y él me miró frunciendo el ceño.

— ¿Por qué estas pálida?

—No vi a Molly y me asusté, sólo eso —dije tosiendo levemente. Me senté a su lado y miré a Molly quien sonreía a Jared.

Lya Thompson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora