Capítulo 2

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Groudon caminó en solitario durante un par de días, pensando y preguntándose muchas cosas de las que le había mencionado Entei. Lo que más le preocupaba era haberse dormido por tanto tiempo. La última vez que había dormido por cientos de años había sido cuando creó los continentes, hace ya mucho. Lo extraño era que no guardaba ningún recuerdo de Kyogre, pero sí de Rayquaza y de su creador, y también del favor que éste le había pedido de manejar con cuidado los grandes dones que le había otorgado. Groudon se jactaba de ser cuidadoso con sus poderes, pero tampoco era su culpa que los humanos le buscaran el odio. Él también tenía un límite de paciencia.

En su recorrido llegó hasta lo alto de una cima. Desde allí pudo observar abajo una ciudad, muy distinta a como las recordaba. Había grandes edificaciones modernas, y varias de ellas se adentraban en el mar que se abría frente a él. Fue allí y donde sin quererlo, se encontró con su contraparte azul.

El lugar era una ciudad pesquera, y grandes cantidades de pescado y otras especies se obtenían allí. El enorme pokemon dio la vuelta para marchar antes de que los humanos lo vieran y comenzaran a molestarle, cuando un gran temblor le detuvo y le hizo volverse: él no había hecho eso, por lo que no se explicaba el motivo de semejante sismo. Al mirar hacia la ciudad, vio asombrado como una gigantesca ola se levantaba, tan grande, que al entrar en la ciudad consiguió llevarse varios edificios más pequeños, botes y otros medios de transporte, y por supuesto, muchos humanos y a los pokemon que trabajaban con ellos.

El pánico se esparció rápidamente por la ciudad y las personas comenzaron a evacuar, justamente hacia la cima en donde se encontraba él. En cuanto divisaron a Groudon gritaron con horror, pues jamás habían visto un pokemon semejante y de tal tamaño. El pokemon ni siquiera les prestó atención, pues su mirada estaba fija en el causante de aquel tsunami y desastre: un pez gigantesco y azul rugía de furia y levantaba olas con el movimiento de sus grandes aletas.

Groudon sintió algo raro dentro al verle: una sensación de incomodidad, probablemente resultado de su último encuentro con aquel pokemon, pero la falta de recuerdos en su memoria no pudo hacer la relación. Lo atribuyó al hecho de que el pokemon estaba lastimando a esas personas, y eso a él no le gustaba. Descendió por la cima y se acercó a la orilla del océano, con sus piernas hundidas en el agua salada y su voz intentando hacerse escuchar por sobre el clamor de las olas. La escena era muy similar a la vivida en el pasado, pero ninguno de los dos podía recordarla.

— ¡¿Qué estás haciendo?!—quiso saber el pokemon terrestre con un rugido.

Kyogre le escuchó y salió del mar. Estaba furioso, y las olas obedecían a su furia y se estrellaban contra la tierra.

— ¡Estas miserables criaturas!—rugió el pez— ¡Cazan y devoran a los animales marinos! ¡Destruyen sus hogares y sus aguas! ¡Mis aguas! ¡No los perdonaré!

— ¡Esta no es la forma de hacerles entrar en razón!

Pero el otro no escuchó. Siguió levantando olas que empujaban con fuerza a Groudon, mas el pokemon era tan pesado que solo se movía algunos metros de su sitio.

—Cálmate—llamó él, pero Kyogre no obedeció— ¡Cálmate!—volvió a insistir, levantando aún más la voz.

Las aterradas personas observaban todo desde su refugio arriba, en la colina. Vieron cómo las nubes comenzaron a moverse debido al furor con el que el cuerpo del pokemon rojizo comenzó a brillar, y luego éste abrió su boca disparando un potentísimo rayo solar, al tiempo que gritaba:

— ¡Basta!—rugió al fin, dando de lleno con su rayo en Kyogre y arrastrándolo metros por sobre las aguas.

El gigantesco pez comenzó a hundirse lentamente cuando el impacto hubo terminado. Perdió la noción de todo y despareció en lo profundo de las aguas. Había despertado hacía muy poco, por lo que como Groudon al principio, todavía estaba débil de su largo sueño y algo atontado.

El otro pokemon lo observó y esperó largamente a que el pez regresara, pero como no lo hiciera, lo dio por muerto y se volvió para marchar antes de que los humanos comenzaran a darle problemas. Se alejó tan pronto le fue posible y lo más lejos que se pudiera, siguiendo la línea del mar en busca de un lugar para esconderse, tal y como le habían aconsejado.




Continuará...

Canción de las olas (KyogrexGroudon)Where stories live. Discover now