Ella era especial. No era una más del montón de deidades, era mucho más.
Había sido creada por un motivo en especial.
La razón de su existencia era tan... tan simple pero compleja a la vez. Había nacido por un propósito, para cumplir con una misión.
Pandora traería equilibrio al mundo, en tiempos de oscuridad y destrucción.
Porque así Caos, su creador, lo había decidido.
Ella eliminó los males de la tierra, liberándola de las desgracias.
Y las guardó en un lugar que ella había creado, la Caja de Pandora.
Pandora se convirtió en la diosa de los humanos, siendo alabada y adorada.
Era la protectora de la raza humana.
Era su salvación.
Pero a ella, ¿quién la salvaría?
¿Quién la salvaría de la oscuridad?
Y como todos, pronto fue cayendo en la tentación del poder, del mal.
Ahora era una más.
Pandora buscaba más poder, más del que ya tenía, y haría lo que fuera necesario para tenerlo en sus manos.
Había conseguido poder, lo había hecho.
Pero todo lo que sube, tiene que bajar
Y Pandora cayó de la peor forma posible.
Pero ella no permitiría que todo terminara así sin más, así que con su último aliento liberó los males retenidos en la caja.
Y el mal se esparció, al igual que los done divinos.
Pandora había sido como una salvación para la humanidad, pero ahora ella buscaba una forma de acaba con todos ellos por lo que le habían hecho. Y así es como la encontró a ella.
Némesis, la diosa de la venganza.
Los Siete Pecados Capitales no son rivales para Pandora, la diosa, y Némesis, el ángel.
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