Uno - Parte 3

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Parte 3

Ignorando los ruidos de mi alrededor, que presionan mis tímpanos, sigo caminando y caminando. Una vez encuentro el pasillo, que conecta nuestra sala con la sala siete, me siento en una de las sillas azules alineadas contra la pared. La ventana que está junto a mi tiene la persiana medio abierta, permitiendo a la puesta de sol de media tarde entrar a través de el cristal transparente y calentar el pasillo.

No quiero encontrarme con ninguno de los chicos, o cualquiera que conozca, por lo menos por unas cuantas semanas más, o hasta que empiece el instituto otra vez en otoño. Esto no tendría que haber pasado, y definitivamente no estaba preparada para la reacción de Jake.

Me preparé a mi misma para alguna reacción desagradable, pero nunca pensé que sería tan malo, y sobre todo de Jake – de entre todas las personas. Pensé que él sería de las personas que me recibirían de nuevo amablemente y juzgando menos que los demás, no llamarme puta.

En realidad, tiene algo de razón. Soy una puta.

Suspiro, apoyando mi cabeza contra la pared y me quedo en blanco mirando la pared blanca de enfrente. Mis dedos envuelven los reposa brazos de madera de las silla, tensándose y apretando el duro material para liberar algo de mi agitación.

Deja de pensar tan negativamente, ¿qué prometiste? Un inicio fresco; olvida lo que pasó hace dos años.

Después de diez minutos contemplando la idea de si debería volver o no, inhalo profundamente y me empujo fuera de la silla. Lentamente, para dejar pasar todo el tiempo posible, hago mi camino de vuelta a la sala, rezando para que Jake haya desaparecido ya.

Inmediatamente después de empujar contra las puertas que me revelan la sala ocho, mi hermana me ve entre la multitud de enfermeras y pacientes que se mueven por la sala de emergencias. Con un portapapeles en la mano, corre hacia mi, esquivando a un paciente que esta caminando hacia el área de recepción con una escayola al rededor de su brazo.

“¡Flo!” me llama, “necesito que rellenes este formulario otra vez, lo mismo que la otra vez, solo haz que Jake rellene con sus detalles y una firma. Ha habido un paro cardíaco y me necesitan allí ahora.” Ella termina precipitadamente, dándome el portapapeles azul marino que tiene un bolígrafo enganchado en una especie de bolsillo en un lado.

Me pego mentalmente por tener que volver hacia él otra vez. Pero, yo solo digo “vale,” y cojo el portapapeles que me esta ofreciendo. Rápidamente, pasa por mi lado y sale corriendo por la puerta doble, y baja por el pasillo.

Con cuidado de no chocar con ninguno de los pacientes que bloquean mi camino hacia la cama de Jake, pongo la mejor 'poker face' que puedo y me deslizo entre las largas cortinas del hospital.

“No, entrenador, estoy bien. Solo son unos cuantos puntos de sutura. ¿Qué?” Jake habla a través del receptor de su móvil, inconsciente de mi presencia por que está mirando en otra dirección. “Entrenador, con el debido respeto, no eres mi madre, estoy bien. Nos vemos en el entrenamiento mañana.” Se rasca la nuca mientras escucha lo que su entrenador tiene que decirle desde el otro lado del teléfono. “Si, estoy bien. Estaré bien. Nos vemos mañana.” Cuelga la llamada, bloquea el teléfono y lo desliza otra vez al bolsillo de sus vaqueros.

Reuniendo todo el coraje que tengo, me acerco a la parte trasera de su cama y aclaro mi garganta para hacerle saber que tiene compañía. Instantáneamente, gira su cabeza en mi dirección, sus ojos intensos sellan nuestras miradas juntas.

“Tienes que rellenar unos pocos detalles de este informe, justo aquí” Señalo hacia la parte de arriba del papel blanco y negro. “Y la firma aquí abajo y eres libre de irte” Digo todo lo amable que puedo, ignorando el hecho de que ni siquiera está mirando hacia donde yo estoy apuntando, sino que está mirando mi cara.

The Boxer and I - Spanish VersionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora