Capitulo 3.

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Llevo mas de un mes sin ver las estrellas. Más de un mes sin asomarme a la ventana cada noche antes de acostarme por miedo a verle, tanto a él, como a aquel loco que parecía querer matarme.

Llevo un mes escribiendo todos los días a todas horas cosas como "me arrebató el brillo de mis ojos para que los suyos fueran estrellas en la noche más oscura del verano".

Porque sí, porque incluso en verano, hay noches que la luna no aparece y las estrellas son dueñas del cielo.

Necesito que empiecen las clases, necesito que el verano acabe (quien me diría que estaría diciendo esto) para mantener la cabeza ocupada.

Mi familia está preocupada pero no puedo decirles que un chico como él en tan solo diez minutos pudo llegar a calarme como lo ha hecho.

Hoy me he levantado con ganas de querer ver el sol y sentir el calor que desprende en esta época del año. Me apetece achicharrarme y dejar de sentir el frío interno que siento.

Después de desayunar, recoger la habitación y vestirme, decido salir a andar un rato.

Mucha gente dice que salir a hacer ejercicio o simplemente a caminar, te hace sentirte bien contigo misma y ojalá funcione esto conmigo.

Comienzo a caminar lentamente, como si estuviera en un paseo con la música al volumen acorde con mi ritmo. Mas tarde, me animo y empiezo a andar mas deprisa, casi corriendo y la música lo más alto posible para dejar de oír a mi cabeza.

Canto, voy cantando en medio de la calle y ahogándome porque, evidentemente, cantar y andar deprisa no es lo mas recomendable del mundo.

De repente, me paro. Tengo un WA de Lara, mi mejor amiga, diciéndome que si quiero irme a su casa esta noche, que me sentará bien.

Vive detrás mía. Tampoco es que viva muy lejos y si me encuentro mal, siempre puedo volver a casa.

Lara y yo somos muy distintas por fuera pero no por dentro. Mientras que ella es rubia, con los ojos azules grisáceos y alta; yo soy castaña, con ojos marrones verdosos y ni bajita ni alta, normal, como yo digo.

Cuando llego a casa, me ducho, como y aviso a mi madre de que es probable que esta noche no duerma aquí, pero que no estoy segura.

La gente no deja de bombardearme a preguntas. "¿Qué te pasa?" "¿Por qué estás tan seria?" "Joder, qué mal humor tienes hoy". Que alguien me explique qué no entienden de un "dejadme en paz que no tengo el horno para bollos".

Siempre he sido bastante antisocial y esto solo lo ha incrementado aun mas. Odio acercarme a alguien y luego quedarme como una mierda, por eso evito tener que conocer a gente nueva.

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Mi madre me ha dado todo el permiso del mundo para irme esta noche. Según ella "Te sentará bien estar con Lara una noche entera. A ver si así dejas de estar tan rara".

Me encuentro preparando la mochila para irme. Realmente solo meto el pijama, el cepillo de dientes y las pastillas por si no consigo dormir.

-Mamá, me voy ya. Si veo que me encuentro mal me vengo a mitad de la noche, ¿vale?-digo desde la puerta principal.

-Intenta aguantar. Lara te ha echado de menos este mes.

Y con esas palabras cierro la puerta. ¿Echarme de menos? Si hemos hablado casi todos los días, por dios. Es cierto que no he quedado pero... es que no tenía ganas.

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-Llevo un mes intentando saber por qué no has querido salir de casa. Amaya, necesito saberlo de una vez.

-¿Qué quieres saber?

-Todo. Y cuando digo todo, es todo.

Se lo cuento. Tal y como sucedió. Sintiéndome mas idiota de lo que ya me sentía antes de venir. Y cuando llego al final, exploto y lloro. ¿Por qué? No lo se ni yo. Solo que quiero y no quiero verle. Quiero porque... Joder, me siento cómoda con él pero no quiero porque eso significaría estar en peligro y correr el riesgo de que me hagan daño y, siendo sincera, paso.

-¿Por qué no me lo has contado antes? Te hubiera sacado antes de casa.

-Sabes que odio contar este tipo de cosas a la gente. Lo odio. Me siento imbécil. Como ahora mismo.

-Amaya, ¿te encuentras bien? Estas pálida.

-No quiero que me odies, pero tengo que irme. No me encuentro para nada bien.

Me levanto, cojo mi mochila, la abrazo y salgo de su casa.

Necesito tomar el aire, sentir aunque sea frío en mi cuerpo. Pero es verano, estamos a finales de julio y frío no es que haga precisamente.

Estoy a las dos y cuarto de la mañana en la calle y en pijama. Y menos mal que no hay nadie. O eso creo.

De lejos oigo chillidos y voces de chicos y sé que están aquí. Y corro hacia la puerta del portal, intentando desaparecer antes de que alguno de ellos me vea, pero la llave se atasca y no soy capaz ni de abrir la puerta ni de sacar la llave. Apoyo la frente en la puerta mientras sigo intentándolo. "Vamos, coño, ábrete".

-¿Necesitas ayuda?

Mierda.

Carreras de coches.  ©Where stories live. Discover now