Lo suficientemente buena
para ver el mar creciendo
a espaldas de los rascacielos,
y por ese mar
que escupía vida,
que escondía colmillos
y supuraba veneno,
por ese mar que podía cubrirlo todo
si quisiera, con un simple abrazo,
por ese mar salvaje juró
que nadie cuyos brazos
no fueran más largos e indomables
y cuyas fauces no fueran más oscuras
e implacables,
podría intentar
asfixiarla de nuevo.
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CAFÉ SIN AZÚCAR
PoetryTengo versos que saben a café sin azúcar. Versos rudos y rebeldes como perros con rabia a los que a veces suelto para que muerdan. Tengo versos salados y amargos como el café negro. Versos que gritan. Versos que rompen. Si tienes el valor de acarici...