Tengo versos que saben a café sin azúcar. Versos rudos y rebeldes como perros con rabia a los que a veces suelto para que muerdan. Tengo versos salados y amargos como el café negro. Versos que gritan. Versos que rompen. Si tienes el valor de acarici...
Dos veces hubo de pintar Caravaggio a San Mateo escribiendo el evangelio. La primera lo hizo de piernas cruzadas, encorvado y calvo, con los pies empolvados, la frente arrugada, mirando un libro que se le resbalaba de las rodillas como quien mira una partitura por primera vez, y guiadas sus manos por un ángel, como un maestro guía a un niño. Lo rechazaron en todas partes. Regresó a su estudio y pintó de nuevo. Ahora a un hombre vestido de rojo, arrodillado en una banqueta escribiendo como un poeta, y un ángel que se elevaba y le daba pequeñas ideas. Yo también prefiero la segunda versión, la primera por mucho, me parece demasiado real.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.