Capítulo 41

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Imágenes y pequeñas escenas aparecen como flashes frente a mí. El día en que supe que sería hermana mayor, los besos y abrazos de mi madre al partir al colegio, las veces que me escabullía en la ventana para observar a Diego , la primera vez que me besó y me hizo el amor, las caricias y besos las siento a flor de piel, pero luego se escabullen y desaparecen mientras siento que desaparezco. Pero de un momento a otro, siento un cosquilleo, mi alma siente pequeñas cosquillas, que luego son más y más fuertes, quiero quejarme pero no puedo.

-Más potencia por favor… ¡Descarga!-vuelvo a experimentar el cosquilleo.

-¡Descarga!- siento un dolor en mi pecho, puedo oír un pequeño pitido, el aire aparece en mis pulmones por una décima de segundo y vuelve a desaparecer

-¡La estamos perdiendo otra vez! ¡Descarga!.

Una fuerte corriente recorre mi cuerpo, intento llenar de aire mis pulmones, algo se adhiere a mi rostro, puedo respirar, pero la oscuridad no tarda en regresar.

Las voces resuenan en mi oído, un pequeño grito me hace sobresaltar, ¿Qué sucede?, intento levantarme pero mi cuerpo esta horriblemente pesado, no recuerdo nada, intento otra vez levantarme, pero un dolor desquiciante se expande de mi estómago por mi pecho hasta llegar a cada extremo de mi cuerpo. Los recuerdos de lo sucedido llegan a mí, el disparo, el rostro de Diego , mi vida escapándoseme de las manos. Siento mis ojos revolotear, por fin los abro, veo un televisor en la esquina de una habitación blanca, con valentía muevo un poco mi cabeza, ignorando el dolor. Una mata de cabello azabache esta recostada en la cama, muevo mis dedos sintiendo la suavidad de los dedos de Diego entre los míos, su cuerpo se incorpora con rapidez, mira cada rincón de la habitación, posteriormente encontrándose con mi rostro, su respiración se entrecorta. Se acerca a mí, no sabe qué hacer, aprieto su mano suavemente.

-Pequeña-suspira- ¿estás bien?-intento asentir, pero no puedo mover ya la cabeza, lo miro haciéndole saber que si aunque realmente no lo este. Me sorprende cuando su rostro cansino se contrae y comienza a llorar. Mi chico está llorando, y yo no puedo hacer nada para consolarlo, intento tirar de su mano, de inmediato se refugia en mi pecho y llora como un niño pequeño, quiero y necesito acariciarlo, elevo con todas mis fuerzas mi brazo y lo dejo en sus hombros, contraigo los dedos para acariciar su pelo, me abraza haciendo que un quejido escape de mis labios, se retira de rápidamente-Lo siento, lo siento- ¿se está disculpando por llorar?, levanto mi mano, él la coge y acuna su rostro contra ella, la retiro un poco y seco su lágrimas, pone mi mano en su antigua posición para acunar su rostro- Creí que te perdería-un sollozo sale de sus labios

-No…-logro articular, no quiero que vuelva a llorar

-No hables-acaricia mi rostro-necesito besarte y abrazarte-está pálido y con ojeras- necesito comprobar que estás bien-dice, una señora con bata blanca entra en la habitación, se acerca a mi lado.

-Bienvenida de vuelta Lodovica -dice suavemente- todo el mundo aquí está feliz de tenerte de vuelta-saca un pequeño tubito de su bolsillo y aprieta un botón haciendo que se encienda una luz- necesito que mires la luz y la sigas- ella pone la luz ante mis ojos haciéndome parpadear para luego hacer lo que me ha pedido, luego de dar el visto bueno, revisa mis latidos, el oxígeno y el suero, me dice que no podré regresar a casa hasta que tenga movimiento en las partes bajas y la herida este estable, nos deja solos a mí y Diego .

Quiero darle las gracias por ir tras de mí, o ahora mismo mi cuerpo inerte estaría tirado en aquel desolado lugar y me arrepentiría toda la eternidad por no haberle dicho lo mucho que lo amo, si hubiera muerto.

La puerta de la habitación vuelve a abrirse nuevamente, Jess viene corriendo y se encarama, Diego intenta detenerla pero ya está aferrada a mis brazos.

-No quiero que tú te quedes aquí como lo ha estado mamá-dice ella duramente- tu prometiste que jamás me dejarías-susurra, acaricio su pelo y la empujo un poco hacia arriba para que ella bese mi mejilla, ella lo hace con gusto y me aprieta fuertemente ignorando mis quejidos, Diego va a quitarla de encima pero articulo un “no” antes de que lo haga- Diego ha estado como loco, él y mamá no han dejado de llorar. Yo no quiero que te quedes a dormir aquí, quiero que vayas a casa, no sé por qué tienes esa cosa en la nariz y esas agujas en el brazo, pero no me gustan-hace una mueca.

-Jess-digo, ella me mira y se baja de la cama, no quiero que se vaya, pero antes de decir algo sale de la habitación.

Mis ojos se llenan de lágrimas y sin poderlo evitar me pongo a llorar, no quería que ella me viera así, yo no quería nada de esto, no me importa si me han disparado, yo no quería esto para mi madre.

-Amor-Diego seca mis lágrimas

-Te…amo-articulo

-Lo sé amor-el besa suavemente mis labios, sus labios van a mi frente mientras suelta un suspiro- he perdido diez años de mi vida con el susto que me has dado.

Me relajo entre sus brazos y vuelvo a cerrar los ojos.

Camino por un lugar oscuro, siento pasos tras de mí, comienzo a correr lo más rápido que puedo, escucho risas y esa horrible voz. De pronto me detengo, respiro agitadamente, me giro y lo veo con un arma frente a mis ojos, a mi izquierda veo a Diego correr hasta mí, ¡no!, llega hasta mí, él le va a disparar, pero antes me interpongo entre ellos, el dolor se vuelve a expandir…

-¡No!-abro mis ojos de golpe

-Tranquila cielo, tranquila-esa voz, mi cuerpo tiembla por el temor.

-Mamá…

-Shhht, cielo aquí estoy-acaricia mi rostro

-Mamá-sollozo

-Lo sé cielo, perdóname-su voz suena atropellada- solo quería lo mejor para ustedes dos, pero no lo he conseguido-solloza- casi te he perdido mi vida,

¿Cómo crees que quería seguir viviendo? Te ibas Lodovica , y yo no podía hacer nada-me acuna entre sus brazos- no vuelvas a hacer algo así Lodo, prefiero vivir todos los horrores del mundo a volver a verte así.

-Quiero ir a casa-digo, no quiero seguir aquí, quiero olvidar todo, dormir junto a mi hombre y que me sostenga entre sus brazos, sabiendo que mi familia está bien.

-¿Sabes lo que me ha pedido Diego ? Él quiere que vivas con él, quiere protegerte de todo, el pobre se ve más viejo por todo esto, hasta le has quitado vida, nunca había visto llorar a ese hombre Lodovica .

¿Diego ? ¿Él quiere vivir conmigo? Lo amo, pero no puedo, no después de esto, necesito pasar más tiempo con mi familia, pero quiero que él esté a mi lado.

-¿Dónde está?

-Lo he mandado a descansar, me ha gruñido cual perro pero lo conseguí, no ha dormido en dos días cielo-¿dos días?

-¿Cuándo podré irme de aquí?

-Pronto cielo, pronto-me abraza.

Los otros cuatro días se me hacen eternos, pero al fin puedo irme a casa, Diego pelea conmigo pero al final lo dejo ganar así que me voy a su casa para que me cuide, de esa forma mi madre pueda descansar y tranquilizar un poco a Jess que aún está alterada.

No puedo descansar, las pesadillas me atormentan, lo le digo a Diego ya que esto es un tanto infantil, pero ahora no lo puedo controlar, me despierto gritando y sudando en medio de la noche, su voz me tranquiliza un momento.

-Tranquila amor, es solo una pesadilla-murmura, sus manos están posadas suavemente en mi cintura, sus labios acarician mi mejilla, me giro en sus brazos y lo beso fervientemente- Lodovica .

-Hazme el amor Diego -susurro

-Lodovica , no-el frunce el ceño

-Diego …

-No, te puedes lastimar-se aleja de mí, lo atrapo entre sus brazos y lo vuelvo a besar

-Por favor, Diego , tu eres mi mejor medicina-le digo, lo miro con necesidad, lo quiero, lo amo, lo necesito. Se rinde ante mi mirada y se deja llevar, sus labios y su cuerpo me adora, me tranquilizan. Me deshago entre sus brazos producto de la pasión, él es mi medicina.

-No me vuelvas a dejar, te amo Lodovica .

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora