Capítulo 14

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Les habíamos mentido a los papás de Daisy diciéndole que me había quedado dormida, así que mi amiga me ayudo a salir por su ventana, camine unas cuantas cuadras que separaban mi casa de la de Daisy, observé alrededor, la mayoría de las luces estaban apagadas incluyendo las de mi casa, Diego tenía la luz de su habitación encendida, sonreí para mis adentros, tome la llave debajo de la alfombra de Diego y entre sin hacer ruidos, me saque los tacones que llevaba puestos para hacer el menor ruido, la casa estaba en silencio excepto por un sonido de algo que retumbaba contra la pared del segundo piso, me acerque a la escalera, el ruido se hizo cada vez más presente

-¡Sí!-una voz femenina llegó hasta mis oídos, seguro Diego estaba viendo un video porno para sacarse las ganas, me entraron ganas de reír pero me contuve, subí las escaleras, el ruido se hizo real y más fuerte, los gemidos de una mujer me paralizaron, mi corazón empezó a latir a mil, amenazando con salirse por mi garganta, la puerta de su habitación estaba abierta, me acerque a ella, me lleve las manos a la boca suprimiendo un grito, una morena exuberante, senos enormes y caderas anchas estaba sobre él, montándolo, él la agarró de la cintura y la besó con fuerza, mierda, una parte de mi sabía que pasaría pero la otra no lo quería aceptar, retrocedí con cuidado de no hacer ruido, baje las escaleras lentamente, no haría una escena, él y yo no somos nada, y yo soy una estúpida niña ingenua, salí de su casa, las lágrimas surcaban mis mejillas, esto era lo que no quería que sucediera, me había enamorado de un Oops!, ¡Y le había dado mi virginidad! Pero Dios sabe que no me arrepiento, miré mi casa, no, no iría a ella, o me echaría a llorar y luego el entraría por mi ventana para follarme como la estúpida muñeca sexual que él cree que soy. Camine hacia la casa de mi amiga, seque mis lágrimas furiosamente, no lloraría, no quiero ser como esas tontas niñas, toque la ventana de Daisy suavemente, ella me abrió de inmediato

-¿Tan rápido volviste?-me miro

-No estaba-me encogí de hombros, pequeña mentirosa

-Bien, entra ya- salté por su ventana, me puse el pijama que ella me dio en silencio, seguro ella sabía que mentía, pero me conoce tan bien, que sabe que se lo contaré cuando esté lista, nos acostamos y ella me abraso-Sabes que te quiero, no te presionaré-asentí con la cabeza.

Me retire temprano de la casa de Daisy, le deje una notita para que no se preocupara, caminé con tranquilidad hacia mi casa, ni siquiera me concentraba en la música que entraba de mis auriculares hasta mis oídos, mi corazón se aceleró al ver su figura caminar hasta su casa, subí todo el volumen de la música, mi mano se aferró al bolso, a la distancia pude ver una sonrisa en su rostro, comencé a tararear la canción y fingí que no lo había visto, saque mis llaves del bolsillo y las introduje en la cerradura, mi corazón bombeada con fuerza al ver que se acercaba, a pesar del volumen de la música podía oír cómo me llamaba, por el rabillo del ojo pude ver que hacía señas con las manos mientras sonreía, ajeno de saber que lo vi con una mujer anoche, sínico estúpido, abrí y rápidamente entre, dando gracias a Dios que no me había alcanzado, subí rápidamente las escaleras sin importar despertar a mi madre, atravesé mi habitación y cerré mi ventanal con seguro, suspiré aliviada, me deje caer en la cama cuando un suave golpeteo en mi ventana me sobresaltó

-¿Lodovica ?-me quede callada, salí de mi habitación para no caer en la tentación de abrirle y golpearlo o que me hiciera mujer.

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora