Capítulo 28

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Me dirigí hacia mi habitación, le dije a mi madre que me encontraba muy cansada y que necesitaba dormir. Me lancé sobre mi cama mirando el cielo de la habitación, cerré mis ojos pensando en tantas cosas hasta que finalmente me quede dormida.

Un golpeteo en mi ventana me despertó, camine somnolienta hasta ella y la abrí, Diego se encontraba al otro lado, me tomó del brazo y me arrastro a su habitación, no me dejó respirar, sus brazos se enrollaron en mi cintura y sus labios se pegaron a los míos. Mis ojos se abrieron a tope por la sorpresa, pero su sabor y calor me derrotaron, envolví mis brazos en su cuello y me entregue a sus labios con pasión, cálidos, tiernos y ardientes se sentían sus labios sobre los míos, sus manos vagaron por mi espalda hasta mis nalgas, me tomó por estas y enrolle mis piernas en su cintura, su dureza rozó mi centro haciéndome gemir, una punzada de cordura me inundo.

-Diego , tu hermana-me separé agitada de sus labios

-No está-sus labios se volvieron a unir, pero lo volví a separar

-Clara-articulé

-He cortado lo que sea con ella, solo te necesito a ti Lodovica , solo eres tú-lo miré a los ojos, destellaba, olvidando toda la mierda! que pudo haber sucedido

-Lo siento-me disculpé, por todo

-Te quiero, lo sabes-su nariz rozó la mía-nos necesitamos Lodovica . tú y yo lo sabemos-besé la comisura de sus labios.

-Por favor-me restregué contra él, haciendo que un gemido se escapara de sus labios- la próxima vez que algo suceda, hablemos, no me alejes de ti.

-Tu tampoco me alejes pequeña-lo tomé de sus mejillas y lo besé, dios, sí, necesito esto tanto como el, sentí mi espalda chocar contra la pared, me quito la camiseta- quiero ver esos hermosos pechos Lodovica -tiro de mi bracier y lo rompió, abrí mi boca, pero no me dio tiempo de protestar, quite mis piernas de su cintura, me saqué el jeans y las bragas quedando a su merced, tire de su camiseta, voy por sus pantalones pero me lleva hasta la cama y me recuesta- vamos pequeña traviesa, muéstrame como te tocaste pensando en mi estos últimos meses.

-Yo no...-

-No me mientas Lodovica , muéstrame-demandó, baje mi mano temblorosa hasta mi feminidad, dos meses sin este hombre y ya me había vuelto una niña virgen otra vez. Cerré mis ojos, introduje dos dedos en mí, lento, mordí mi labio para no gemir- no lo hagas, quiero que todos te oigan gemir-solté un suspiro, acelere el ritmo de mis dedos, abrí mis ojos encontrándome con Diego tocándose sobre el jeans mirando fijamente mi centro, su vista subió hasta mí, me sonroje al ser descubierta.

-Diego -gemí-quiero...-mi respiración se atascó en mi garganta.

-Cuéntame tu deseo, pequeña-sus ojos se volvieron más oscuros

-Tócate-susurré en un gemido

-¿Eso quieres?-asentí, incapaz de formular una palabra, bajo de la cama y se despojó de sus últimas prendas- no dejes de tocarte-me advirtió, se unió de nuevo en su antigua posición, arrodillado frente a mí.

Su miembro estaba completamente erecto tocando un poco más arriba de su ombligo, grueso e imponente, lamí mis labios ante tal escena, su mano subía y bajaba con rapidez, sentí mis paredes estrujar mis dedos, comencé a susurrar el nombre de Diego , luces de colores explotaron a mi alrededor en un feroz orgasmo. Sin darme tiempo de recuperar el aliento me subí al regazo de Diego y me empale en su erección, el mordió su labio para no gemir, pasé mi pulgar soltando este de entre sus labios, lo tome entre mis dientes y tire de el para luego succionarlo y robarle el aliento en un caliente beso, sin soltar sus labios comencé a moverme en su regazo, sus manos tomaron mis nalgas guiándome en los movimientos, empecé a saltar en su regazo.

-Así pequeña vaquera, móntame-jadeó, sus labios bajaron a mi pezón tirando de él, arqueé mi espalda contra él.

-Oh, Diego -jadeé

-Extrañaba este pequeño coñito succionándome la polla-solté un pequeño gritito, sus palabras sucias me encendían.

-Mierda-solté, su mano se estampo contra mi trasero haciéndome sobresaltar

-Pequeña boca sucia-gruñe- quiero esa boca a mí alrededor, comiéndome la polla-sus sucias palabras hacen que mi estómago se contraiga.

-¡Diego !-chillo, mi cuerpo se deshace en sus brazos, esconde su rostro en mi cuello mordiendo mi hombro mientras el toca el cielo conmigo.

Nos mantenemos así por un momento, recuperando el aliento, me toma en brazos y nos recuesta en su gran cama, acaricia mi cabello mientras yo mantengo los ojos cerrados, deposita un pequeño beso en mis labios entreabiertos haciéndome sonreír.

-Te extrañé-susurra.

-Te quiero-se me escapa, el contiene el aliento por un momento, abro mis ojos esperando lo peor, pero ahí está, sonriéndome.

-Lo sé, y yo también te quiero-besa mi frente-mucho.

Me acurruco en sus brazos mientras lo abrazo, nuestras respiraciones se pausan, dejándonos llevar en el sueño donde solo somos nosotros.

Continuara....

Y que importa la edad? Dievica HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora