Salimos de la ciudad a unos terrenos apartados que se conocen por ser la zona más rica, y nos paramos en frente de un cazolón que tiene como puerta una gran verja con las letras "L, A, E" inscritas en el hierro, miro con admiración todo lo que nos rodea, nunca fuimos de clase baja, pero esto son palabras mayores.

Al entrar, el camino de piedra nos lleva hasta una rotonda con una fuente y detrás de ella la maldita casa de mis sueños.

Es una casa muy grande con unas columnas en blanco que le dan un toque antiguo y sofisticado, la fachada blanca me insta a deducir que aquí hay personas que se encargan del cuidado y se nota que lo hacen muy bien.

Un pequeño empujón me recuerda que estoy delante de alguien, Ethan me coge de la mano y guía hacia dentro de la casa. Lo hace con porte seguro y confiado, es como ver a un Dios entrando en el olimpo.

Cara de Dios del olimpo sí que tiene.

Al entrar nos recibe una mujer de mediana edad con una sonrisa.

- Hola, Tatiana- dice mi acompañante. - esta es Venus.

- Un gusto señorita- dice ella.

- Dígame Venus y el gusto es mío. - le pido a lo que ella asiente y esta vez se dirige a Ethan.

- Tus hermanos te esperan en la sala. - dice y se retira

- Vamos acompáñame- dice tirando de mí, pasamos a un pasillo en la planta baja con varias puertas, pero nos paramos en la primera que está abierta, para descubrir un salón con un sillón en forma de L en la que se encuentran dos bultos humanos sentados en el sofá.

El salón es amplio. Tiene varios cuadros en las paredes. Delante del sofá hay una mesa de café transparente y en frente de ella una chimenea con un cristal que protege de que las cenizas caigan en el suelo. Las paredes son blancas y hacen contraste con el sofá negro y la alfombra a rallas negras grises y blancas.

Todo tiene una extraña armonía que hace de esta sala sofisticada pero acogedora a la vez.

- Buenas - dice Ethan entrando y soltando mi mano haciendo que eche de menos el calor de su tacto.

Los chicos giran su cabeza al escuchar su voz, y sonríen cuando reparan en mí.

- No sabía que venias acompañado- dice el mayor acercándose y detrás suya viene Aaron.

-Hola- digo intentando ser educada.

Nos saludamos con dos besos en las mejillas.

- Bueno ¿por qué no pasamos ya al comedor? - propone el mediano a lo que los otros asienten y se adelantan para guiarme hacia el comedor.

El comedor es otra gran estancia que enlaza de una manera sutil con el salón, a través de unas grandes puertas con los marcos en blanco y cristales transparentes que permiten ver la siguiente sala a través de ellas. La sala está decorada con una mesa de madera de roble y unos cuadros estratégicamente colocados haciendo que esta estancia parezca aún más grande, está pintada de blanco cómo la otra, esta al contrario es algo más impersonal, pero de igual manera muy bien distribuida.

Nos sentamos en la mesa y a los segundos aparece Tatiana con una gran fuente de pasta al horno. La boca se me hace agua con solo verla.

- Que aprovechen- dice y se retira por donde ha venido.

-Bueno y ¿qué te trae por aquí Venus? - pregunta el mayor.

- Tenemos que hacer un proyecto en parejas y ella es mi compañera. - se me adelanta Ethan

- Y yo que creía que nos querías ver a nosotros. - dijo el mediano y yo tuve que contener una risa para no parecer maleducada.

Yo no tengo que contener nada.

Los hombres de VenusTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon