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Capítulo 10.

La decisión que cambiaría su vida no estaba en manos de nuestra protagonista, mientras la pasión se desataba en aquel cuarto de aquella mansión cambiándole la vida instantáneamente a los cuatro involucrados, no muy lejos de allí teníamos a nuestro personaje secundario, Anthony.

Anthony observaba a la gente de la fiesta bailar en una masa de sudor, alcohol y perfume, del malo, si se lo preguntaban a él. Una morena guapa se le acercaba mirándolo con seducción, mientras movía las caderas incitándolo a bailar.

Si no hubiese sido por que tenía un objetivo claro aquí, podría haber respondido con la misma intensidad con la que ella lo intentaba seducir.

Pero en vez de eso se movió entre la masa tratando de encontrar las escaleras que lo conducirían hacia ella.

Venus había sido su mejor amiga cuando era niños y ahora rezaba para que ella lo considerara un viejo conocido. Todo había sido culpa de su padre, un estúpido narcisista que por lo único que tenía sentimientos era por el poder, el dinero y su hija Madeleine.

No podía dejar de pensar en la cara que se le había quedado cuando lo había visto vivito y coleando.

Posiblemente no hubiese vuelto si su padre no se lo hubiese ordenado. Pero no era tonto quería quitarle de en medio y la mejor manera era a través de Venus. Lo mantendría alejado de sus trapicheos y alejaría a los hermanos que la mantenían escoltada desde que la conocieron.

Los hombres no le daban buena espina, no cuando el interés había sido lo suficientemente repentino como para haber estado dirigido por alguien más. Y aunque se esperaba todo de su padre no lo creía capaz de crear una relación falsa con las intenciones de joderlo a él. A él lo podía joder de mil maneras diferentes, como fue la de mandarlo al ejército italiano y obligarlo a escalar de nivel hasta poder robar información secreta para él.

O como aquella vez que decidió que unos cuartos sin ventanas por más de tres meses serian el castigo perfecto por no acatar una orden directa. Sin contacto con nadie más que cuando alguien le traía de comer y con las horas de luz controladas.

O claro, la joya de la corona, cuando lo obligó a fingir su propia muerte para beneficio propio.

No mentía si decía que algún trauma arrastraba, eso había moldeado su personalidad hasta convertirlo en la marioneta de su padre aun sabiendo todas las intenciones ocultas tras las ordenes que recibía.

Las escaleras estaban llenas de gente hasta la mitad por lo menos, pero después de eso no tenían mucho movimiento, solo algunas parejas besándose a los lados y algún que otro pasado de copas.

Al llegar al final de las escaleras, comenzó a escuchar ruidos provenientes de una habitación del final del pasillo. No se podían confundir los sonidos que salían de la habitación. Se acercó a paso lento, sospechando lo que pasaba.

No me lo puedo creer.

Cerro los ojos por un momento pensando bien su próximo movimiento. Podía entrar e irrumpir lo que podría ser la escena más erótica que se podría haber imaginado y hacerle un favor a su padre. O bien le podría hacer un favor a Venus y dejarla disfrutar la que podría ser su única noche con ellos.

No tardó mucho en decidir que por una vez su padre podía irse a la mierda.

 

Soltó el pomo de la puerta y volvió a bajar las escaleras con intenciones de verse con aquella morenaza que le ponía ojitos entre la multitud. La bulla le quito las ideas de la cabeza y lo libero de toda duda que lo abarcaba. Se mezcló con el ambiente y decidió ser uno más por un día.

 

La habitación parecía que temblaba cuando se acercaron a mí, con miradas penetrantes que daban una idea de lo que venía a continuación.

Sabía que esto iba a pasar y me alegraba que pasase ahora, cuando necesito una distracción de tal magnitud. Y aunque sonara cruel, coincidimos en que la vida de una adolescente es preferible a la de ciencia ficción en la que se había convertido mi vida.

Porque todo hay que decirlo y es que no todos los días te dicen que ese amigo que supuestamente había fallecido está vivo y que quiere volver a tu vida como si nada hubiese pasado.

No soy tonta, sé que hay algo detrás de todos los cambios que está sucediendo, pero no es mi prioridad desmantelar la mentira que es mi vida.

Prefiero ahogarme en las sensaciones de sus manos tocándome antes que pensar. El primero en besarme fue Aaron, sus labios estaban fríos por la bebida que hacia segundos había estado tomando.

Otras manos se acercaron por detrás recorriendo suavemente mi cuerpo por encima de la ropa mientras que sus labios besaban mi cuello.

Cuando el mayor se cansó de esperar, me tomo de los brazos de sus hermanos y me besó hasta que me temblaron las piernas, podía sentir cómo la humedad comenzaba a aparecer entre mis piernas, preparándome para lo que estaba por venir.

Unas manos tiraron suavemente de la ropa para quitármela.

Me separé de Luke para darme cuenta de que era Ethan, que estaba a mis espaldas, el que trataba de quitarme la ropa. No lo había besado aún y me moría de ganas de saber cómo besaba.

No me esperé a que diese el primer paso y me lancé contra sus labios, iniciando una pelea fogosa de la cual sabía que no iba a salir victoriosa.

No tardé mucho en estar desnuda frente a ellos. Y esa vergüenza que siempre pensé que llegaría llegado el momento no estaba. Ellos tampoco tardaron en desvestirse, todo esto con la ventaja de que yo nunca me sentía sola, pues tenía siempre a alguno encima de mí.

Lo que pasó después es historia y de todo ello lo que puedo resaltar es que esa noche se quedara grabada segundo a segundo en mi mente por y para siempre.

Los hombres de VenusWhere stories live. Discover now