Dio un par de vueltas, hasta llegar frente a un espejo que no recordaba haber visto en su primera visita al despacho del director. En cuanto se acercó un poco más se abrió en dos, y Eijirou retrocedió.

Por la parte de atrás había pequeñas estanterías con muchos frascos, y en el centro, en un hueco que parecía ser de la pared, una especie de bandeja circular y que tenía un líquido llenándola.

—¿Qué es esto? —dio unos pasos de manera cautelosa, y vio que para su sorpresa, el líquido se movía.

No era un movimiento, eran como formas, pero no se llegaban a distinguir.

Entrecerró os ojos y se inclinó más, hasta que casi rozaba con su nariz el agua, pero seguía sin distinguirlas muy bien.

Inconscientemente, tomo aire y sumergió su rostro en el agua. De inmediato sintió que caía, y al abrir los ojos se encontraba en una sala llena de gente. Todos ellos estaban elegantemente vestidos.

—¡Kaminari! Me alegra verle.

Al escuchar el nombre de su amigo se giró, viendo a un hombre de cabello amarillo, con la misma marca que su Denki y estrechando la mano de Setsuno Monoma. Frunció el ceño al verles sentándose juntos, y caminó por la sala.

—Nadie me ve... Es como cuando me metí en los recuerdos de Norel Alfon...

Mientras veía qué personas estaban allí, notó a Toshinori. Iba a caminar hacia él hasta que recordó que era como un recuerdo, y decidió quedarse al fondo de la sala atendiendo.

De una puerta lateral salió el señor Shimura con una toga, y se sentó frente a un escritorio, en el centro de la sala.

—El señor Kagero Okuta ha sido trasladado desde la prisión de Azkaban para proporcionar información relevante. Dependiendo de lo que se diga en esta sala, el consejo considerará su liberación de Azkaban.

Un agujero se abrió en el suelo, y de ahí surgió una especie de jaula. Kirishima observó detenidamente al hombre que estaba encerrado ahí. No tenía buen aspecto, se encontraba pálido y huesudo, aparte de estar bastante cansado.

—Puede comenzar a hablar.

—Traigo nombres... De personas que colaboraron con él en su momento. El primero es... Chizome Akaguro.

Shimura pidió unos papeles y los leyó en silencio antes de devolverlos.

—Akaguro está muerto.

—E-entonces... Takami, ¡Takami Keigo!

—¿Del departamento de Seguridad? Bien, se procederá a una investigación. Si eso es todo lo que el preso debe decir, podemos dar la sesión por concluida.

Shimura estuvo a punto de tocar el mazo que tenía junto a él. Kirishima vio que el hombre estaba desesperado, y de inmediato gritó algo que le dejó la sangre helada.

—¡Sé quién torturó al matrimonio Todoroki!

Eso pareció interesar al señor Shimura, que dejó el mazo de lado y le permitió hablar.

—Fue... Shimura... —Todos enmudecieron ante esa acusación hacia el hombre, pero Okuta no había terminado—. Tenko Shimura.

Se escucharon algunos gritos, y un joven con el cabello azul se levantó de pronto de su asiento, corriendo hacia la salida.

Sin embargo no fue muy lejos, algunos aurores le detuvieron y le llevaron a rastras ante su padre, que no podía creer lo que acababa de escuchar.

El chico tenía los ojos rojos, y Eijirou tuvo un escalofrío, viendo que ponía una sonrisa macabra al pasar por delante del que al parecer era su progenitor.

Eijirou Kirishima y el Cáliz de FuegoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu