Todo lo que nunca me dije.

Capítulo 7: Todavía te quiero.

Me pregunto qué dirías si confieso que, desde aquel primer día que el destino o la casualidad quisieron que cruzáramos palabra, llevo tu nombre guardado en mi maleta. Me preguntó qué pasaría si, en un inesperado impulso, explotaran todas las viejas cicatrices y las palabras se escaparan de mi boca para decirte que, aún estando en mi vida, sigo echándote de menos. ¿Te alejarías más aún? ¿Te marcharías de nuevo? ¿Cambiaría algo? ¿O, por el contrario, seguiría todo exactamente igual? Me pregunto cómo reaccionarías si supieras que, por más personas que llegan a mi vida, por más gente que se cruza en mi camino, no consigo que nadie me haga sentir del mismo modo en que tú lo hacías. Que por más que intento saber qué era eso que tenías, qué te hacía diferente, no encuentro respuesta. Me preguntó qué pasaría si te cuento que, por mucho que intente evitarlo, mi pulso se acelera con cualquier foto, mensaje, o recuerdo que me conduzca a ti. Me pregunto cuál sería tu respuesta si te pido que volvamos a intentarlo. Si confieso que no estuvo tan mal después de todo, que tal vez ahora pudiéramos hacerlo mejor, aprendiendo de los errores, construyendo nuevos aciertos. Me pregunto qué pasaría si pudieras navegar a través de mis ojos, sin límites, sin trampas ni barreras, y ver lo que se esconde al otro lado. Me pregunto qué ocurriría si lograras descifrar todo lo que sigo sintiendo por ti, todo lo que aún llevo guardado, todo lo que no pudo apagarse. Todo aquello que, inevitablemente, sigue ardiendo de una forma que no puedo controlar. Me pregunto qué pasaría si pudieras, por un breve instante, llegar a tocar mi alma, sentir todo lo que has dejado aquí dentro. Si pudieras verte del modo en el que yo te veo, sentirte de la forma en la que yo te siento. Me pregunto si alguna vez has estado en ese mismo punto, si alguna has necesitado volver a estar conmigo, o saber qué hubiera pasado si realmente lo hubiéramos intentado un poco más. Me pregunto cómo serían las cosas si, de una vez por todas, dejáramos hablar a nuestros corazones. Si mostráramos, sin miedo, todo lo que hay escondido en ellos. ¿Merecería la pena correr el riesgo? Tal vez ya no sientas nada, o, quizá, tú también me guardes en ese bonito y pesado cajón de cosas pendientes. Me preguntó qué pasaría si me rompo, por última vez, y te digo todo lo que siento. ¿Saldría bien, o sería un completo desastre? Me pregunto qué responderías si te cuento que, por estúpido o imposible que parezca, igual no sería tan loco borrar el punto y final. Me pregunto qué harías si te digo que a pesar de todo este tiempo, de toda la distancia y silencios, sigues latiendo fuerte aquí dentro. Me pregunto qué harías si tuviera la oportunidad de mirarte a los ojos, una vez más, y decirte que, sin saber muy bien cómo, ni por qué, todavía sigues aquí. Todavía te quiero.