Capítulo 3: Hubiera dado todo.

71 14 4
                                    

Hubiera hecho lo que fuera necesario con tal de cambiar cada una de tus lágrimas por espontáneas sonrisas. Hubiera recorrido tantos kilómetros como ganas de abrazarte, echándole un pulso a cualquier distancia caprichosa que quisiera interponerse entre los dos. Hubiera librado cualquier batalla, para estar cerca de ti. Incluso una de esas en las que prácticamente has perdido antes de comenzar. Hubiera perseguido mil y un sueños, los más absurdos e improbables que pudieras imaginar, sin dudarlo ni un segundo, sólo por ir de tu mano. Hubiera derribado cualquier imposible, cualquier barrera u obstáculo que se interpusiera en tu camino. O, al menos, lo hubiera intentado. Me hubiera dejado la piel en cuidarte como nadie, procurando que nada pudiera hacerte daño, y estando siempre ahí para levantarte del suelo. Las veces que fuera necesario. Hubiera confiado plenamente en ti. Más que tú, incluso. Demostrándote, cada día, que eres increíble, y que podrías conseguir todo aquello que te propusieras. Hubiera sido esa persona que hubiera intentado quedarse, no fallarte nunca, pasara lo que pasara. Ni siquiera cuando tuviera motivos. Esa a la que siempre podrías llamar, dando igual la hora, el lugar o el problema. Hubiera apostado por ti, en todo momento, sin tener en cuenta las probabilidades. O, en el peor de los casos, aún teniéndolas todas en contra. Hubiera empleado cada fracción de tiempo en hacerte sentir especial, en buscar tu felicidad, en mostrarte todas las cosas maravillosas que llevas dentro y que, por alguna razón, nunca fuiste capaz de ver. Hubiera plantado cara a tus miedos, a tus inseguridades y temores más profundos. No para ahuyentarlos, sino para ayudarte a enfrentarlos, a vencerlos. A ganar, juntos. Te hubiera dado tanta libertad como necesitaras, tanto espacio como pidieras, tantos inviernos como fuera necesario. Sin preguntas, sin exigir explicaciones, sin juzgarte. Hubiera esperado más tiempo del que pueda mostrarte un reloj. Sólo por estar contigo, por mirarte a los ojos y decirte mil cosas, sin apenas decir nada. Hubiera parado el mundo sólo por escucharte un minuto más. Hubiera roto cada regla, límite y frontera. Hubiera dado lo mejor. Hubiera dado todo.

Todo lo que nunca me dije.Where stories live. Discover now