Capítulo 3. La dolce vita

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-Esto es increíble Austin- dijo ella maravillada.

Sin lugar a dudas Roma era una ciudad que se disfruta mejor al amanecer y al atardecer, cuando todo está teñido de dorado y puedes sentir ese viaje en el tiempo al pasear entre las ruinas. Ally cerró los ojos y se imaginó las gradas llenas, los vítores de la gente y el olor a sudor y sangre.

-¿Entonces me das un pulgar arriba?- dijo Austin, haciendo referencia a la forma en la que el emperador podía salvar a los gladiadores de la muerte.

Ella rió, no podía hacer otra cosa cuando estaba con él, en ocasiones hasta le dolían las mejillas de tanto sonreír.

Dieron un paseo por las ruinas hasta que el guardia vino a disculparse, en menos de media hora terminaba su turno, su compañero no iba a tardar en llegar y si descubrían que había colado a alguien sería despedido fulminantemente. Ambos le dieron las gracias, le firmaron un autógrafo para su sobrina y salieron por la misma puerta lateral por la que habían entrado.

-¿No tienes hambre?- preguntó Austin de repente.

-Un poco, ¿vamos a desayunar?

El chico asintió y se pusieron a buscar alguna cafetería donde pudieran comer tranquilamente.

Momentos después ambos tenían un capuccino humeante delante suya, Austin había decidido acompañarlo, como no, de unas tortitas y Ally, que quería probar todos los dulces italianos que había eligió unos cannoli.

•••

-¡Despierta idiota!

-¿Qué ocurre?- preguntó el pelirrojo mientras Trish le sacudía bruscamente.

-¡Se han escapado! No me lo puedo creer, sabían que hoy teníamos un horario cerrado y se han escapado.

-Espera, solo tenemos que llamar por teléfono- Dez cogió su móvil y marcó el número de Austin.

Last summer we met
We started as friends
I can't tell you how it all happened
Then autumn it came
We were never the same
Those nights, everything felt like magic

-¿Hola?- Dez descolgó el teléfono que había empezado a sonar -¿Austin? ¿Dónde estás?- preguntó desde su propio teléfono -No, soy Dez, yo también le estoy buscando- Pues parece que se ha dejado el móvil en la habitación.

-¡Estás hablando contigo mismo!- Trish puso los ojos en blanco al ver a su amigo haciendo el tonto de nuevo.

•••

Recorrieron todos los monumentos de Roma buscando a sus amigos, Trish cada vez estaba más furiosa y no paraba de recibir llamadas de los encargados de sonido, iluminación y de la directora de la sala de conciertos donde Austin y Ally iban a actuar esta noche, y donde debían estar desde hacía cuatro horas.

En cambio Dez estaba disfrutando mucho de ese día de turismo improvisado, había tirado una moneda en la Fonta de Trevi, metido la mano en la Boca de la Verdad y en ese momento iba por su séptimo gelatto.

-Trish, tienes que probar este de chocolate, te aseguro que es el mejor que he comido en mi vida.

-Dez, no tengo tiempo para tonterías, como no lleguemos en una hora nos rescinden el contrato y el único sitio al que iremos este verano será Miami.

-Tranquila- dijo él parando su frenética carrera por las calles romanas -siéntate un momento.

Trish entró a una pequeña iglesia y se dejó caer sobre uno de los bancos que había debajo de la falsa cúpula, en realidad se trataba de un trampantojo, un pintor renacentista había conseguido darle profundidad al techo plano de la basílica llenándolo de columnas y pintando una cúpula.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now