๑.. En tus manos ..๑

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Dalas y yo hemos salido juntos durante los últimos días, tal como un curioso turista es acompañado por su guía en cada rincón. Y ahora, la tenue luz de las ventana dentro de los edificios y farolas de su bella ciudad, iluminan uno a uno los restos traslúcidos de la lluvia, que se nos cruzan de camino al hotel.

—¡¿Puedes creerlo?! ¡El jodido planeta es plano! —ríe, estirando los brazos y provocando que uno de sus guantes salga disparado—. ¡Mierda!

Corro intentando atraparlo, pero de inmediato, vemos cómo cae súbitamente dentro un pequeño charco frente a nosotros.

—¡Coño de la madre! —grito, caminando hacia el pavimento.

Lo cojo y sus suaves hebras de lana, comienzan a estilar el agua que reposan.

—Perdón —digo, devolviéndoselo.

—No importa, gracias por intentarlo.

De un momento a otro, ráfagas de estornudos consecutivos hacen que su bufanda azul se eleve ligeramente.

—Claro que sí, solo escúchate.

—¿Ésto? No es para tanto —dice, con desdén.

A medida que acorto la distancia entre ambos, voy quitando uno de mis guantes. Y teniendo nuestros rostros a pocos centímetros, consigo admirar el brillo que reflejan sus pupilas dilatadas. Consiguiendo sin duda, ser más enigmático y envolvente que la propia luna.

—¿Dross, qué haces? —susurra, retrocediendo.

—Nada —respondo, estrujando la prenda—. Toma, lo necesitas más que yo.

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—¡Mussolini, no seas así, papi! ¡ESTÁS OBESO, COÑO! —grito, mientras lo observo pedirle más camarones a la niñera.

La acalorada discusión con mi patrón, es interrumpida por golpes insistentes que provienen de la entrada.

—Me tengo que ir, papi. ¡Pórtese bien!

Finalizo la videollamada para abrir la puerta, siendo la silueta estilizada de Dalas, lo primero que consigo ver. Trae puesta su ya típica sudadera galáctica y una pesada mochila roja.

Nos saludamos y caminamos hacia la estrecha sala del apartamento.

—¿Conseguiste todo?

—Sí —responde, quitándose la mochila.

La coge y saca un par de velas blancas, seguidas de un objeto familia.

—¿Mi primera Ouija? Creí que ya nadie tenía una.

—Yo sí. Ha estado guardada desde que salió a la venta.

—Sorprendente, incluso la tienes en perfectas condiciones —río, sacándola de la caja—. ¿Acaso la compraste para ornamentar tu casa?

—No. —Me arrebata la tabla—. Deja de jugar, necesito pensar en lo que le diré a Lizy.

Al observar la tabla entre sus manos, su rostro se torna afligido.

—De acuerdo, pero, ¿has pensado en lo qué harás sí no funciona?

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El vuelo está por salir, pero yo solo deseo quedarme junto a él.

—No lo he pensado… —dice, acercándose.

—Me importas mucho —susurro, con las maletas al lado—. Por eso quiero que hagas lo correcto, para ti.

—Solo es un pequeño bajón en la relación.

—Dalas, lo de Miare y tú ha dejado de ser sano.

Lágrimas empiezan a huir por sus pálidas mejillas.

—Date otra oportunidad y déjala ir, por favor.

—No puedo —solloza, limpiándose con la manga de la sudadera.

Cojo sus manos entre las mías.

—Tranquilo, yo estaré para ti siempre que me lo permitas. Porque somos amigos y…

Hago una pausa, mientras me mira confundido.

—Me gustas.

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Observa la mochila verde junto al sofá y luego regresa sus ojos a mi, envueltos en un aura de misterio.

—Sí. Entregar algo que no pude…

Pasaron varias horas hasta que por fin la oscuridad invadió por completo el azul del cielo. Dando inicio a nuestra preparación minuciosa del ritual.

Comenzamos encendiendo las velas para colocarlas alrededor del suelo, dejando un espacio considerable entre nosotros y la Ouija. Luego, cogí el incienso que tenía guardado hace meses, colocándolo en la esquina de la habitación.

—Estamos listos —indico, apagando la luz.

💚Se mí Pambisito💚 (DalasxDross)[Completa]Where stories live. Discover now