capítulo dieciocho

1K 87 1
                                    

West Hollywood, Los Ángeles,
California 1987.

El leve sonido de sus ronquidos me despertó, froté mis ojos para ver mi alrededor con más claridad. No se bien que hora de la mañana es, pero se oye el canto de los pájaros. Además del suspiro pesado de Duff, el cual aún sigue profundamente dormido. Su expresión es relajada, con la boca un poco entreabierta y su cabello totalmente despeinado. Y aún así, abrazado a mi.
De forma lenta quité sus brazos de encima mío y logré salir de la cama sin emitir sonido alguno, para no despertarlo. Se que aunque se quedó despierto hasta tarde conmigo, está cansado por tanto ensayar en el estudio, el me lo dijo.

Tomé mi bata de satén que se encontraba en la silla de la esquina y cubrí mi cuerpo desnudo, para dirigirme al baño y hacer mis necesidades. Cerré la puerta con cautela para que ninguna de mis mascotas vayan a molestarle.

-Shhh, tomen.- le puse a Lía y a Holly comida en sus tazones.

Encendí la cafetera para preparar algo para desayunar y esperé que se llenara la jarra mientras me apoyaba en la mesada de la cocina. A los pocos minutos apareció mi acompañante por el umbral de la cocina con Duque en brazos.

-¿Se hicieron amigos?- reí.

-Es una bola de pelos muy amigable.- rió y se acercó a mi para dejar un beso en mi frente - Buenos días.

-Buenos días.- sonreí.

-¿Dormiste bien?- preguntó.

-Mmm... si, supongo.- me miró extrañado - Salvo por alguien que roncaba mucho..- giré mi cabeza hacia un lado.

-¿Yo? Imposible.

-Eso por que no te has oído.- largué una carcajada, él rodó los ojos.

-Bueno, yo si he dormido de maravilla. No se que has hecho pero dormi como un bebé.

-¿Habrá sido la sesión de masajes de anoche?- alcé una ceja.

-Posiblemente...- me tomó de la cintura - Se podría repetir más seguido... ¿No crees?- susurró en mi oído para después dejar un beso en el cuello.

-Las veces que tú quieras, McKagan.- dije de forma seductora mientras acariciaba su torso desnudo.

-Me estas tentando a que la sesión se haga ahora mismo, nena.- giré mi vista hacia la cafetera.

-Aún el café no está listo, creo que hay tiempo...- mordí mi labio.

Duff sonrió y me tomó de la cintura para ponerme sobre la encimera, separando mis piernas para posicionarse entre medio de ellas. Comenzó a besar lentamente mi cuello, causando que largue un jadeo, a lo cual el al oírlo gruñó como respuesta. Con una de sus manos sostenía mi muslo, mientras que con la otra hizo a un lado la fina tela que cubría mis senos, para besar cada uno de ellos. A este punto ya sentía una laguna en mi entrepierna.

Mientras el seguía en lo suyo, yo bajé mi mano hasta su miembro, el cual estaba cubierto por el boxer. Aún sin sacarlo, comencé a acariciar su creciente erección por encima de la tela, oyendo unos pequeños gemidos de su parte. El tomó mi mano, apartandola de su miembro, lo miré algo extrañada por su acción quizá no le gustó o algo así.
Aún sin soltar mi mano, la entrelazó con la suya y separó mis piernas totalmente, viendo relamerse los labios antes de bajar y hundir completamente su lengua en mi. Gemí de sorpresa.

-Oh, mierda...- incliné mi cabeza hacia atrás, este chico es una maravilla. Con su mano libre introdujo dos dedos, haciéndome gemir mucho más. Estaba tan concentrada en lo que el me estaba haciendo que no me di cuenta cuando comenzó a sonar el teléfono.

-No atiendas.- dijo el volviéndose a mi, para besar mi cuello mientras me penetraba con sus dedos.

-Pero... esta volviendo a sonar.. ¡Ah! ¿Y si es.. importante?- pregunté con la voz agitada.

-Esta bien preciosa.- quitó sus dedos de mi llevandoselos a la boca mientras sonreía, en cualquier momento él me va a matar con las cosas que hace. Antes de bajar de la encimera dejé un sonoro beso en sus labios. Rápidamente levanté el teléfono.

-¿Diga?

-¿Estás ocupada?

-Buen...

-No importa, ahora mismo voy para allá, tienes que ver esto perra.

-¡Steph!

Apoyé el teléfono sobre mi frente mientras largaba un gran quejido, la amo pero siempre interrumpe mis mejores momentos. Puse el teléfono en su lugar y tiré de mi cabello con frustración, oí la pequeña risa de Duff y levanté la vista.

-¿Tu amiga?- preguntó apoyado en el umbral, asentí.

-Vas a tener que cambiarte, porque no quiero que te vea en paños menores.- me acerqué a él abrazandolo por la cintura.

-¿Celosa de que me vea así?- arqueó una ceja.

-Algo...- reí.

-Me gusta que seas celosa.- sonrió.

-Cállate y ve a ponerte algo de ropa.- señalé en direcciom a la habitación.

-Lo de hace un momento, no ha terminado aún.- caminó de espaldas mientras me señalaba. Negué con la cabeza mientras reía.

Es increíble con la rapidez que viene esta chica, que habrán pasado 10 minutos aproximadamente y ya estaba tocando la puerta como loca.

-Ya, ¡Ya!- abrí la puerta - ¿Qué carajos te pasa?- la miré extrañada haciéndome a un lado para dejarla pasar.

-¡No vas a creer esto! Bueno, en parte te enojarás, ¡Pero por otra serás famosa!- chilló.

-¿Eh? Dame eso.- quité la revista que llevaba en su mano.

Ya al ver la tapa me di cuenta de lo que se venía. Una foto de Duff y yo tomados de la mano en la calle que como título tiene "¡Bajista de Guns N' Roses en un amorío con una Stripper!". Mierda.

-¿¡Cómo pueden sacar tales conclusiones sin saber nada de mi!?- exclamé.

-¡Pero serás una persona reconocida!

-¿Me estas haciendo un chiste? ¡No quiero que me vean como una stripper! Sabes que no me gusta que comparen mi verdadera profesión con eso.

-Summer, ¿Está todo bien?- preguntó Duff llegando al salón.

-¿Y él desde cuando está aquí?- preguntó Stephanie señalandolo mientras me miraba.

-Eso no interesa, estoy tan.. ¡Tan furiosa!- tiré la revista al suelo. Duff rápidamente la levantó, observando con detenimiento su tapa.

-Me haré cargo de esto.- dijo acercándose a mi.

-¿Cómo?

-Eso, ¿Cómo harás?- siguió Stephanie.

-Sólo, déjalo en mis manos.- acarició mis hombros. Suspiré frustrada apoyando mi cabeza en su pecho.

-Lo que menos quería era que algo así sucediera.

-Tranquila, no permitiré que nadie se meta e intenté humillar a mi chica.- acarició mi cabello.

Algo se estremeció en mi interior.

𝑪𝒐𝒏𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 | Duff McKagan [1]Kde žijí příběhy. Začni objevovat