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Según el reloj en la pared del garage de Julie, eran las cuatro de la mañana, pero bien podían ser las seis de la tarde, Amelie había perdido la noción del tiempo hacía rato. Los chicos habían desaparecido unas buenas horas atrás, dejando a Amelie tratando de conciliar el sueño, cosa que no pudo hacer. A veces se olvidaba que dormir no era algo que un fantasma pudiera hacer.

Así que, para pasar el rato mientras se encontraba sola, decidió tocar el piano un rato pues si había algo que lograba hacer volar su mente y alejarla de malos lugares (como el constante recordatorio de que estaba muerta, que ya no vería más a su padre, y el hecho de que Luke probablemente estuviera enojado con ella porque le parecía gracioso que la gente creyera que estaban juntos) era la música.

En eso pasos comienzan a escucharse a su espalda y alguien se sienta a su lado. No tuvo que mirar para saber que era Luke, era el único de los chicos que se sentaba con la espalda recta, los demás estaban a dos años de conseguir hacerle competencia al jorobado de Notre Dame si no mejoraban su postura.

—¿Donde estaban?

—Ya sabes, por ahí —explicó Luke vagamente.

—Así que fueron al Orpheum, de nuevo.

—Nos conoces demasiado bien.

—¿Donde están los demás?

—Siguen allí, les dije que nos dieran un momento. Quería hablarte, Ames, y creo que sabes de lo que es.

—Déjame decir primero que lamento si con Julie te pusimos en una situación incómoda, pero de verdad que no creí que te fuera a molestar.

—¿Sabes por qué lo hizo?

—¿Porque a nadie le gusta hablar de amores pasados?

—Porque te sigo amando Ames, como si fuese el primer día en que te conocí, y verte actuar como si ya no te importara lo nuestro...

Los dedos de Amelie que venían moviéndose sobre las teclas del piano en una dulce melodía de pronto se entreveraron y tocaron una nota horrenda, la cual bien podía representar el pánico que le había provocado oír aquellas palabras.

No esperaba oír eso, al menos no en ese momento, no cuando estaban los dos muertos.

—Luke, yo...

—Déjame terminar, me preparé mentalmente para esto por mucho tiempo.

—Está bien —aceptó ella dejando de hacer lo que estaba haciendo para acomodarse en el banco y quedar de frente a Luke.

—Se que las cosas nunca estuvieron del todo bien entre nosotros, que aún juntos no funcionábamos como era debido y que supimos cómo iba a terminar al momento en que lo empezamos, pero también se que los sentimientos eran reales.

—Por supuesto que lo fueron —le aseguró Amelie, cuyo primer instinto fue estirarse para tomar sus manos, pero tuvo que contenerse para no dar mensajes erróneos—. Te amé muchísimo Luke.

—Yo también, y el problema es que nunca dejé de hacerlo a pesar de las constantes discusiones y peleas. Iba a decírtelo después de la noche en el Orpheum, pero nunca tuve la oportunidad. Se que ahora es muy tarde porque estamos muertos, pero realmente me gustaría intentarlo de nuevo.

Esas eran las condenadas palabras que Amelie no quería oír. No porque no quisiera decir que si al instante, pero porque la idea de hacerlo la aterraba.

Ahora sus únicas opciones era aceptar y regresar a una relación a la cual ansiaba regresar desde hacía tiempo, o decirle que no por el bien de ambos y no solo romperle el corazón –de nuevo– sino que también arriesgarse a no hablar en buenos términos nunca más.

 ✓ SECOND CHANCES ━ julie and the phantoms auWhere stories live. Discover now