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Las cosas comenzaron a ponerse raras para la banda de muertos en vida durante su primer ensayo oficial con Julie. Luke había intentado enseñarle una canción a su nueva integrante, una Sunset Curve original que habían pensado tocar en el Orpheum la noche que probaron los hot dogs rancios, la cual al parecer ya existía en 2020 y estaba registrada por un tal Trevor Wilson.

Amelie sabía que había algo que debían de haber hecho al momento en que se encontraron con que tenían una segunda vida, y eso era googlear a Bobby y ver qué había hecho con su vida después de que toda su banda muriera al mismo tiempo en un trágico accidente de estupidez. Quizás de haberlo hecho no se hubieran sorprendido tanto cuando se enteraron de que les había robado un montón de canciones que habían escrito en momentos de su vida donde lo único que tenían era la música.

Como consecuencia habían decidido hacer lo que los fantasmas mejor sabían hacer: asustar gente, o en este caso, asustar a una persona en particular. Amelie no estaba enteramente de acuerdo con la idea, pero eso no la frenó a la hora de acompañar a los chicos. Sabía que para ellos el hecho de que le robaran las canciones que reflejaban todo lo que habían pasado en vida era más importante que para ella, pues estas canciones eran la vívida prueba de que Sunset Curve tenía potencial, de que las horas pasadas escribiendo y tocando en clubes no habían sido en vano.

Amelie no podía evitar pensar en Luke, quien había escrito la mayoría de las canciones con ella, y quien había estado peleado con sus padres al momento de fallecer. Si Bobby (o Trevor, como al parecer se llamaba ahora) le hubiera dado créditos a los verdaderos compositores, entonces sus padres sabrían la diferencia que su hijo podría haber hecho y lo importante que podría haberse vuelto.

Pensar en ello solo hacía que su enojo creciera. Y esto la había llevado a estar metida en uno de los baños de la mansión que Bobby había comprado con sus creaciones, escribiendo con labial en el espejo empañado un mensaje que esperara dejase en claro sus sentimientos hacia él. Para llamar su atención abrió la llave de la ducha y esperó a que entrase en el cuarto de baño, y cuando se aseguró de que iba a mirar hacia donde ella se encontraba pintó sus labios y dejó un beso en el vidrio.

—Esto no es real —lo oyó decirse a si mismo antes de salir corriendo.

—Oh si imbecil, esto es muy real.

Amelie atravesó las paredes tranquilamente hasta que encontró a los chicos, quienes miraban como Alex sostenía la puerta de la habitación para no dejarlo salir. Rió al ver la escena y lo ayudó a trabarla.

—¡Déjenme salir! —pidió Bobby desesperado, zarandeando la puerta con fuerza.

Alex y Amelie se miraron cómplices e hicieron caso a lo pedido, soltando la puerta, dejando que Bobby empujara con fuerza y casi se cayera de cara al suelo. Los cuatro chocaron los cinco en un festejo por su gran éxito en asustar a alguien por primera vez.

—Eso le enseñará.

—Rápido, vamos a esperarlo afuera —dijo Luke y desapareció, llevándose a Reggie y Alex con el.

Amelie se quedó detrás y decidió cagarles más la vida a Bobby, buscando entre todas las habitaciones la que parecía ser su estudio de música. En ella revisó cajas que tenía apiladas y encontró en el fondo de una de ellas un disco de Trevor Wilson que contenía canciones que ella había compuesto. Lo abrió, partió en pedacitos el disco y con los pedazos escribió «Ames» encima de un escritorio. Luego con un bolígrafo escribió en un papel «ladrón». Feliz con sus dos obras de arte abandonó el lugar y en un instante apareció en el jardín de la mansión.

Al instante tuvo que cerrar los ojos y apartar la mirada pues los chicos estaban enseñando sus traseros al aire y no era exactamente la vista que quería tener en esos momentos.

 ✓ SECOND CHANCES ━ julie and the phantoms auWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu