Capítulo 24

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Gabriel

Qué suerte que Cristal no tenga dos armas en los ojos, porque de otra forma ya le hubiese volado la cabeza a Lu.

Y no es cómo que a Luna le importe tampoco.

Es que ella es así, no baja la cabeza, no se doblega, no se deja intimidar; es más, hasta levanta la barbilla y sonríe al mismo tiempo que entrelaza sus dedos con los míos. Se acerca a mi oído para susurrar entre dientes:

―Sólo finge que soy el amor de tu vida y la mujer que te va a tener diez hijos ¿va? ―Estoy concentrado en el porte formal, serio, sereno que muestro siempre frente a las personas, pero de pronto Luna me hace soltar una carcajada y... bueno, al carajo todo. Es que Luna es la compañía perfecta si no quieres pasar desapercibido; además, que se roba las miradas de todo el mundo.

Incluyendo la de Roberto, por supuesto.

―¿Cómo carajos voy a mantener diez hijos? ―Finjo preocupación. Luna suelta una risotada, justo en el momento que nos estamos riendo los dos Cristal me mira. Ella se da media vuelta para seguir en la conversación que estaba antes pero ninguno de sus dos acompañantes le presta atención. Su hermano incluso levanta su mano para saludarme y yo le correspondo al mismo tiempo que escucho a Luna, decir:

―Oh por Dios ¿Ahora cómo me borro de la cabeza los zapatos brillantes de tu ex? ―Por instinto miro los pies de Cristal, sí lleva zapatos brillantes pero Luna no me alcanza a explicar el por qué ese es un punto importante hoy porque mi madre junto a mi tía Irene se están acercando. Caterine me abraza, tomándome por sorpresa y dice:

―Me encanta ¡Me encanta! ―Arrugo mi entrecejo y Luna le sonríe en respuesta cuando la abraza igualmente. Mi tía Irene me estruja entre sus brazos también, aunque a ella sí le correspondo mientras escucho a mi madre continuar: ―Es el mejor regalo que me has dado. Gracias Gabriel, te luciste, de verdad.

―¿De qué me estás hablando?

―El bolso. ―Dice Luna sonriente y cuando entrelaza su brazo al mío me da un suave apretón. Oh Dios. ―Qué honor que le haya gustado, Caterine.

―¿Gustarme? ¡Me fascina! Y a todos aquí. ―Miro a Luna y después al bolso que mi madre tiene colgado en su antebrazo. Tiene el mismo logo del que trae Luna, el modelo es diferente, pero es la misma marca, así que asumo Luna tiene demasiado que ver. ―Irene, ella es Luna.

―¡Hola! He escuchado mucho de ti. ―Oh, vaya. ―Y eres mucho más guapa en persona. ―También la abraza a ella, con el mismo entusiasmo Luna le corresponde; además que le elogia el cabello y los zapatos. La miro hablar con ellas como si son amigas desde hace mucho tiempo y sonrío por lo gracioso que es el hecho de que Luna tenga esa personalidad tan contagiosa, porque ni mi madre, ni Irene son así y ahí están dejándose absorber por Luna. ―Me encanta tu vestido.

Luna me mira después del comentario de mi tía y me sonríe con suficiencia. Bueno, yo no dije que era un vestido feo y se lo digo cuando mi madre y mi tía Irene se retiran en el momento que más personas aparecen en el sitio. Además, aprovecho para preguntarle:

―¿De qué bolso habla mi madre, Lu?

―El que le regalamos. ―No vacila en contestar. Todavía mantiene la sonrisa en el rostro, se quita las gafas de sol y me dice: ―Tú solo finge que sabes de qué está hablando y no digas nada. ―Me mira y me da un beso en la comisura de los labios. ―Por cierto, tu hermano nos está viendo.

―¿LE regalamos? ―Hasta ignoro lo último que me dijo. Sin embargo, disimuladamente observo en dirección dónde había visto a Roberto. Cristal está entrando a la casa y cuando hago contacto visual con Roberto, él saluda con un asentimiento y después se retira también. ―El adelanto que negociamos no era para que le compres cosas a mi madre y no nos mira a los dos, te mira a ti.

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora