Capítulo 10

55K 6.9K 3.9K
                                    

Gabriel

Cuando despierto por la mañana se me olvida que hay una chica viviendo en mi casa.

Me levanto de manera automática, en ropa interior, despeinado y medio dormido. No me doy cuenta si me vio en paños menores y no es que me importe, pero acabo de conocerla desde hace unos... no sé ¿dos días? y eso es bastante incómodo, pero no más que el momento que ella entra al baño y yo estoy saliendo de tomarme una ducha, de la impresión me resbalo intentando agarrar una toalla y termino cayéndome de espaldas al suelo soltando un gruñido... al menos estoy tapado.

―Lo siento, lo siento, lo siento. ―La escucho decir. Cierra la puerta pero ella sigue adentro, después intenta salir estrellando la cara contra la madera. Suelta una maldición y me riñe: ―¿Por qué no cierras la puerta?

―Porque estoy acostumbrado a vivir solo. ―Quiero ponerme de pie pero el piso está resbaladizo y no quiero caerme de nuevo. Carajo. Creo que mejor voy a quedarme aquí hasta que ella se vaya. ―Tal vez tú deberías andar con los ojos cerrados de ahora en adelante. ―Suelto con picardía.

―¡Ja, ja! ―Exclama irónica. La observo caminar hacia el espejo del baño, después inclinar la cabeza hacia atrás y decir: ―¡Mierda! ―Ahora sí me pongo de pie, lo hago con sumo cuidado aprovechando que ella no me está viendo y me acomodo la toalla.

Se sienta sobre el retrete y me doy cuenta que está sangrando por la nariz, alcanzo el botiquín que está justo encima de ella y busco ahí algo que pueda ser de ayuda. Le sostengo la cara después de inclinarme frente a ella y limpiarle con una toalla húmeda, me rio.

―¿Cerraste y después intentaste salir? ¿Quién te crees? ¿Gasparín? ―Luna aprieta los labios y después suelta una carcajada. Me pongo de pie otra vez y alcanzo de nuevo el botiquín para sacar una caja y la escucho:

―¿Qué harías tú cuando estás a punto de verle el paquete a alguien?

―¿El paquete? ―Me rio otra vez. Odio cuando hago contacto visual con Luna, no sé por qué. Creo que es por esa mirada tan fuerte, intimidante y... atractiva. Además, me pone nervioso... o tensionado, no lo sé, pero eso es malo. Muy malo. ―Toma, esto va a ayudarte.

―¿Un tampón? ―Sostiene lo que le estoy dando mientras yo ubico la caja nuevamente en su sitio. ―Esto no es precisamente para la nariz, Gabriel.

―¿Ah no? ―Pregunto con fingida inocencia. Hace una forma con sus dedos. Algo similar a la entrada de la parte intima femenina y después simula ingresar el tampón. ―Si sé para qué son, Lu; pero tampoco dice que no puede usarse para otra cosa.

Me pongo de pie, me doy media vuelta y tomo otra toalla para secarme el cabello. Cuando me giro hacia ella me doy cuenta que sí se ha puesto el tampón en la nariz.

―¿Qué harás hoy? ―Pregunto, cuando estoy pasándome la toalla por sobre los hombros. ―Yo trabajo hasta tarde, así que no hay ningún problema con que te quedes aquí. Solo no vayas a robarme, todo lo que tengo que ha costado.

―Bueno, los ladrones no dejan de robarte solo porque les digas que tus cosas te han costado ¿No? ―Medio lógico, sí. ―Pero a duras penas me muevo yo misma ¿qué te hace pensar que voy a mover tus cosas por todo un edificio? Y bueno, tenía que clases de baile, pero no tengo ropa. Apagué el teléfono porque no quiero saber nada de Luisa y todas mis cosas están con ella. Todas.

Me muerdo el labio inferior, Catalina me mataría si escucha lo siguiente que estoy por decir:

―Mi hermana tiene algo de ropa aquí. Es de tu misma talla, misma altura, aunque no estoy seguro si es tu estilo. Es del tipo que todo el tiempo se viste como que va a una fiesta.

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora