Capítulo 31

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Luna

Siete mil setecientos millones de personas en el mundo y precisamente a mí me tocó ser yo.

Es que incluso podría enumerar mi día con cada uno de mis hechos trágicos, pero no sé por dónde iniciar siquiera. Tal vez por el momento exacto en el que enciendo la tv y veo a mis dos padres en toda la pantalla provocando que lance el control remoto por los aires o en el instante en el que veo al señor comisionado, mi suegro, y lo único que se me ocurre decirle es:

―¡Señor comisionado! ¿Qué se siente vivir casi cien años? Deberían incluirlo en los récords Guinness.

Pero es que es como una compulsión, como un ritual o una fuerza del más allá que me pone las palabras en la boca ―tal vez es mi abuela Margarita por venganza―. Otro buen ejemplo es que hoy más temprano mientras caminaba con la suegra ―porque ella misma me había dado el pase para llamarla así, cuando nos encontramos a una amiga suya y le dijo―:

―¡María Esther ! ¡Qué gusto verte por aquí! Te presento a Luna, mi nuera.

Así tal cual «mi nuera». Me encanta. Me encanta. No es error, lo dije dos veces. Pero bueno, volviendo al tema, la amiga María Esther me miró de pies a cabeza, esbozó una sonrisa y contestó:

―¿Es la novia de Gabriel, cierto? ―Caterine asintió, ni siquiera yo lo hice, ella lo hizo sin titubear, lo que es genial porque así yo no tengo que mentir y tampoco tengo la necesidad de aclarar eso de «futura novia de Gabriel» (porque optimista siempre), pero bueno, el punto es que... cuando la amiga dijo: ―No pareces granjera como Cristal me había dicho.

Tal vez aquí necesito hacer una pausa, porque... ¡Vamos! ¿Granjera? ¿En serio, Cristal? ¿Es en serio? Bah, sí... es Cristal ¿qué más podía esperar?

Regresando a la escena con la amiga María Esther, fue ahí cuando solté otra de esas cosas que yo digo y hasta después pienso. Digo, cualquier otra persona hubiera dicho «No soy granjera» porque, bueno, no lo soy. Pero yo... yo... Luna Rodríguez... contesté:

―Eso he escuchado.―Referente al comentario sobre no parecer granjera. Ni siquiera he escuchado antes a alguien que crea que soy granjera. ―Cuando quieran las invito a nuestra granja familiar, se llama «La confitería».

Fue hasta después que me dije en mi mente «No tienes una granja familiar que se llame "La confitería" ¿Qué pedo contigo, Luna?» No solo me bastaba con haberme comprometido a convencer a Max para que cante en un evento benéfico de la señora Caterine, ahora también tendría que conseguir una granja que se llame «La confitería».

Por si las moscas le dejé un mensaje al chocounicornio:

Para: Sexychocokrispis

Si alguien pregunta, la confitería es una granja ¿Ok?

Pero tampoco eso fue lo peor, digo... hasta eso de conseguir una granja y ponerle «La confitería» no sonaba tan complicado después de todo, en eso se puede mentir y poner escusas ―como que se incendió, por ejemplo― pero, cuando creí que nada podía ir peor, en realidad ese solo era el inicio de un día trágico, porque el siguiente hecho sucedió después de pasar mi tarde con la señora Caterine, de haber elegido un violín y haber almorzado con ella ―digo, es la madre de Gabriel y primero hay que ganarse a la suegra―, ella misma se había ofrecido a llevarme de regreso a casa, entonces yo le dije que no se preocupara por mí que le pediría a mi tío Pepe que me llevase, pero en realidad tomé el autobús.

Y ese fue el error más grande.

No sé si fue Karma por no querer llamar al tío Pepe porque se aparecería en la camioneta de mala muerte o cosa de justicia divina por haberme reído cuando la vulpécula roja bastante molesta ―por nuestras fotos, según lo que entendí― llamó a la señora Caterine y, aunque no alcancé a escuchar todo, sí oí cuando la señora le contestó:

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora