XXVI

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Kisame no estaba muy feliz.

Tenían que seguir yendo a la escuela a la vez que practicaban lo que les había enseñado Itachi. Siempre olvidaba un sello o dos, eran muchos y bastante complicados, incluso sus demás amigos estaba teniendo problemas.

La mayoría los recordaba, sin embargo, la idea era hacerlos al mismo tiempo y tenía que ser rápido para evitar que se escaparan Ying y Yang, lo cual era casi imposible, cosa que solo hacía que estuviera más nervioso. Suspiraba esperando que pudieran dominarlo a tiempo.

Ahora que sabían que Akiro podía ir y venir, no podían hacer más que aguardar a que apareciera. Rezaba para que ese momento no fuera pronto, debían dominar el jutsu de liberación y sellado.

Como la policía ahora sabía que solo iba tras aquellos que tenían algo de chakra, ahora tenían una idea de a quienes proteger, claro, los identificaban con ayuda de los ninjas mayores, Itachi los cuidaba como siempre.

Y así, pasaron dos meses.

Ya casi todos tenían la mayoría de edad, Yahiko y Konan la cumplieron en febrero, así que solo faltaban Deidara, Hidan y Kisame, quien la cumpliría en una semana. Estaba ansioso por ello, no cambiaría muchas cosas pero, sería el primer cumpleaños que tendría junto a Itachi y quería pasar algo de tiempo con él.

Era fin de semana y estaba en el jardín de la posada practicando junto a Kakuzo, llevaban horas intentado hacer los sellos al mismo tiempo pero, o se olvidaban de uno o no se sincronizaban. Decidieron tomar un descanso y se sentaron frente al lago.

Apenas era medio día, el Sol estaba brillante como siempre y se notaba el calor de la primavera que llegaría en unos días.

—Ya casi nos graduamos y en unas semanas será el receso de primavera, vaya que se fue volando el año. —comentó Kakuzo.

—Sí... pensar que hace un año lo único que me preocupaba era la universidad y ahora no sé si llegaremos con vida a la graduación. —dijo con una risa pero, aquel era un pensamiento que tenía muy presente, más de lo que era capaz de admitir.

—También lo pensé pero, creo que solo debemos creer que lo lograremos.

Guardaron silencio unos minutos, observando el movimiento tranquilo del agua.

—Kakuzo, ¿cómo es declararse? —preguntó muy interesado, dando un giro total a la conversación.

Su amigo se había declarado al albino durante Navidad y tenía interés en eso, para referencias futuras.

—Algo incómodo, sientes muchos nervios, miedo al rechazo pero, cuando superas eso y lo dices en voz alta, te sientes tan... libre y cuando escuchas la respuesta que te hará feliz el resto de tu vida... es un sentimiento único, viejo. —dijo recordando aquella escena con su ahora pareja.

—Ya veo —murmuró—. Se tardaron mucho, por cierto, estuve esperando años. —se rio. Kakuzo le dio un pequeño golpe en el hombro.

—Lo importante es que sucedió —dijo. Estuvieron en silencio un rato hasta que el moreno recordó algo que su amigo le había dicho—. ¿Tú cuando piensas hacerlo? —Kisame lo volteó a ver, estaba serio—. Me parece muy obvio aunque no digas nada.

—Se lo diré pero, no ahora, esperaré un tiempo. Hay otras cosas.

—Y yo soy el lento.


☁ꘈᔪᔭ⸝͟๏︠ဓူ


En la mañana de su cumpleaños, un sábado, al despertar, Kisame no encontró a Itachi en el futón del otro lado de la habitación.

No le pareció raro, el ninja joven siempre madrugaba, así que, se levantó y arregló para después ir a la cocina, en donde se encontró con que, sus amigos, los tres ninjas, incluso los abuelos de Nagato, le habían preparado un desayuno especial, como hicieron en los cumpleaños de los demás y le dieron su regalo, en el cual cooperaron todos. Se trataba de un celular nuevo, pues el suyo ya estaba muy viejo y luego de la pelea con Akiro... parecía más brocheta que celular.

Después de la comida pasaron el día muy tranquilamente, no hicieron gran cosa, sin embargo, fue divertido poder olvidarse de los problemas del mundo por unas horas.

Cuando anocheció, los chicos ayudaron a limpiar y se fueron a dormir, mientras que Kakashi y Obito salían como todos los días a buscar por alguna señal de Akiro. Kisame en lugar de regresar al cuarto, salió al jardín y se sentó frente al lago, admirando el reflejo de la luna. Se había divertido mucho ese día, esperaba tener más cumpleaños así.

—¿Qué haces afuera? Ya es tarde. —aquella voz lo sacó de sus pensamientos. Dirigió su mirada a la persona que acaba de sentarse a un lado suyo.

—¡Itachi-san! —dijo un poco sorprendido Kisame, se calmó y regresó su vista al lago—. Solo venía a ver las estrellas. —contestó.

—Las estrellas están arriba, Kisame-san —mencionó algo confundido el ninja. Cuando le escuchó decir eso se sintió como un verdadero tonto, de todas las respuestas que pudo haber dado tuvo que ser la más estúpida—. Aunque si se ven muy claramente en el agua.

Kisame se sintió algo aliviado, suspirando internamente.

Volteó a ver el lago con más atención, era cierto, se veía muy claramente el reflejo del cielo en el agua, sentía que si se sumergía estaría en las nubes. Alzó su vista al cielo para observar mejor las estrellas. Sintió la mirada de Itachi y posó su vista nuevamente en él. Se quedaron viendo por unos segundos hasta que el ninja tomó algo que tenía en su pequeña mochila de cinturón y se lo entregó a Kisame.

—Es un regalo. —dijo con simpleza. Kisame lo tomó con mucho cuidado, como si fuera frágil. El objeto estaba envuelto en una pieza de tela, lo desenrolló y se topó con un kunai. Era parecido al que usaban los ninjas pero tenía algo tallado en el mango, era su nombre.

—¡G-Gracias! —le sonrió, admirando el arma que le acababa de dar, habían practicado con esas, pero, les dijeron que lo mejor eran los jutsus, así que no tuvo oportunidad de mejorar con esas armas.

Itachi le regresó la sonrisa.

Se quedaron en silencio, admirando el cielo mientras estaban recostados en el pasto. Kisame jugaba un poco con su nuevo regalo, aunque tenía sumo cuidado, no quería terminar provocando algún accidente después de tan maravilloso día.

Estuvieron así hasta que Kisame recordó la conversación con Kakuzo de hace unos días.

—Itachi-san —le llamó, el ninja volteó a verlo—, ¿crees que esto termine bien? Quiero decir, todos saldremos con vida, ¿verdad? —preguntó, no se atrevía a mirarlo a la cara, se sentía como un cobarde. No se retiraría ni nada, solo que la duda y el temor de la muerte finalmente lo estaban alcanzando.

—No sé —respondió tranquilamente, Kisame tuvo un sentimiento de terror—, si piensas mucho en si lo lograrás o no, terminarás fracasando por la duda —volteó a ver el cielo—, yo me prometí que los mantendría a todos con vida y que vengaría a mis seres queridos, así que yo creo en que lo lograremos. —Kisame miró atentamente a Itachi, la luz de la luna iluminaba su rostro, tenía un semblante serio pero se podía notar la convicción con la que hablaba, se alegraba de estar a su lado.

—Entonces yo también lo creo. —dijo y volvió su mirada al cielo nocturno, lleno de estrellas brillantes que iluminaban la tierra.

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Ya quedan pocos capítulos y bueno quería preguntarles, si les gustaría que continuara con esta historia.

O sea, hacer una secuela, ya que quiero enfocarme mejor en la relación, de hecho ya había empezado un borrador. Claro que me tardaría bastante y considerando que ya estoy con la universidad encima es probable que tarde pero, bueno, siempre saco tiempo. De hecho, creo que ya había comentado esto, no lo recuerdo.

Bueno, me dicen si les agrada la idea para ya ir puliendo el borrador.

Gracias por leer.

Hasta luego :3

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