XIX

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Itachi obligó a Kisame a regresar a clases con Nagato, curiosamente veinte segundos después de que él llegó al salón, el maestro regresó, diciendo que la reunión terminó antes.

Al llegar a la posada Itachi les explicó la razón por la que estaba en la azotea, los chicos intentaron ser comprensivos pero seguían molestos porque no confiaran en ellos para cuidarse por sí mismos y que los espiaran, Itachi aclaró que ese día fue la única vez que los escuchó hablar, cosa que hizo suspirar de alivio a todos.

Al final lo perdonaron, pero le dijeron que ahora debía acompañarlos en el almuerzo, cosa que el ninja aceptó, sin embargo, no entendió a que venía eso.

Por supuesto, también les contó sobre que los cuidaba cuando iban a trabajar, pero ahí no se podían dar el lujo de ir a hablar con él.

Kisame se molestó un poco por ser seguido, pero poco le duró el enojo pues cuando les explicó, se sintió más bien como si fuera su ángel guardián, cosa que lo hizo muy feliz.

Y así fue las siguientes semanas, Itachi acompañó al grupo cuando salían a los descansos, no participaba mucho en la plática, pues hablaban más que nada de la escuela, de vez en cuando intentaban sacarle información sobre su mundo a Itachi, pero este hablaba muy distraídamente y muy general, así que no consiguieron gran cosa, pero no se rendirían.

Ya faltaban solo dos días para las vacaciones de invierno y Kisame y su grupo ya iban subiendo a la azotea para su primer receso cuando una voz lo detuvo en medio de las escaleras.

—¡Kisame-senpai! —gritó un chico de cabello castaño con ojos color ámbar, se acercó corriendo al grupo y le extendió un periódico al de piel azulada—. Salió en el periódico. —dijo, Kisame tomó el periódico y leyó la primera plana.

—Gracias, Yoshida-kun. —contestó, el chico sonrió nerviosamente y asintió.

—C-Claro, bueno, y-ya me voy, adiós Kisame-senpai. —dijo y salió corriendo. Hidan se reía disimuladamente detrás de su amigo que seguía leyendo el periódico.

Konan rodó los ojos y le echó una ojeada a lo que leía su amigo.

—¿Qué es eso? —preguntó, al leer el título entendió todo.

—¿Recuerdan lo que les había estado platicando?, ¿acerca de que desde hace unos meses, casi todas las semanas aparecen entre una y dos víctimas como las que atacaron en el bosque? La policía intentó ocultarlo pero ahora fue demasiado, mataron a quince personas, todos importantes empresarios políticos. —les enseñó el periódico y, efectivamente, estaban las fotos de quince personas, las cuales también se habían momificado.

—Ahora sí que están en problemas —comentó Deidara—. La policía debe estar desesperada.

—Y a todo esto, si estaban intentado ocultar los ataques, ¿cómo te enteraste? —preguntó Kakuzo.

—Ah, eso, el padre de Yoshida-kun es policía, le pregunté y él me dijo que su padre estaba trabajando en este caso y le contó algunas cosas para que tuviera cuidado, pero parece ser que la policía no tiene ni idea de lo que sucede. —explicó.

—Con qué de ahí sacabas la información. —murmuró Sasori. Kisame siempre les contaba sobre eso, pero nunca les había dicho de dónde sacaba la información, suponían que se la había dicho Itachi.

—Será mejor que esos ninjas encuentren algo antes de que sea muy tarde. —se quejó Yahiko.

—Creo que ya es muy tarde. —replicó Nagato y los demás asintieron.

—Tal vez deberíamos decirle a la policía lo que sabemos. —sugirió Sasori.

—No, no, no, es una pésima idea, si se enteran de ellos seguro que los llevan a una prisión de máxima seguridad. —dijo Konan.

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